APOSENTO ALTO

jueves, 2 de noviembre de 2017

LECTURA BÍBLICA 2 DE NOVIEMBRE

LECTURA PARA LA MAÑANA

JUAN     7:45-53

Jua 7:45 Cuando los guardias del templo regresaron sin haber arrestado a Jesús, los principales sacerdotes y los fariseos les preguntaron: —¿Por qué no lo trajeron?
Jua 7:46 —¡Jamás hemos oído a nadie hablar como él! —contestaron los guardias.
Jua 7:47 —¿También ustedes se han dejado engañar? —se burlaron los fariseos —.
Jua 7:48 ¿Habrá siquiera uno de nosotros, gobernantes o fariseos, que crea en él?
Jua 7:49 Esa multitud tonta que lo sigue es ignorante de la ley, ¡está bajo la maldición de Dios!
Jua 7:50 Entonces tomó la palabra Nicodemo, el líder que había ido a ver a Jesús:
Jua 7:51 —¿Es legal condenar a un hombre antes de darle la oportunidad de defenderse? —preguntó.
Jua 7:52 —¿También tú eres de Galilea? —contestaron ellos —. Estudia las Escrituras y compruébalo tú mismo: jamás ha salido un profeta* de Galilea.
Jua 7:53 Así terminó la reunión, y cada uno se volvió a su casa.*


 2 PEDRO  1:12-21

2Pe 1:12 Por lo tanto, siempre les recordaré todas estas cosas, aun cuando ya las saben y están firmes en la verdad que se les enseñó.
2Pe 1:13 Y es justo que deba seguir recordándoselas mientras viva.*
2Pe 1:14 Pues nuestro Señor Jesucristo me ha mostrado que pronto tendré que partir de esta vida terrenal,*
2Pe 1:15 así que me esforzaré por asegurarme de que siempre recuerden estas cosas después de que me haya ido.
2Pe 1:16 Pues no estábamos inventando cuentos ingeniosos cuando les hablamos de la poderosa venida de nuestro Señor Jesucristo. Nosotros vimos su majestuoso esplendor con nuestros propios ojos
2Pe 1:17 cuando él recibió honor y gloria de parte de Dios Padre. La voz de la majestuosa gloria de Dios le dijo: «Éste es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo»*.
2Pe 1:18 Nosotros mismos oímos aquella voz del cielo cuando estuvimos con él en el monte santo.
2Pe 1:19 Debido a esa experiencia, ahora confiamos aún más en el mensaje que proclamaron los profetas. Ustedes deben prestar mucha atención a lo que ellos escribieron, porque sus palabras son como una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que el día amanezca y Cristo, la Estrella de la Mañana, brille* en el corazón de ustedes.
2Pe 1:20 Sobre todo, tienen que entender que ninguna profecía de la Escritura jamás surgió de la comprensión personal de los profetas*
2Pe 1:21 ni por iniciativa humana. Al contrario, fue el Espíritu Santo quien impulsó a los profetas y ellos hablaron de parte de Dios.


JOB  2

Job 2:1 Un día los miembros de la corte celestial* llegaron nuevamente para presentarse delante del SEÑOR, y el Acusador, Satanás,* vino con ellos.
Job 2:2 El SEÑOR le preguntó: —¿De dónde vienes? Satanás contestó al SEÑOR: —He estado recorriendo la tierra, observando todo lo que ocurre.
Job 2:3 Entonces el SEÑOR preguntó a Satanás: —¿Te has fijado en mi siervo Job? Es el mejor hombre en toda la tierra; es un hombre intachable y de absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal. Además ha conservado su integridad a pesar de que tú me incitaste a que le hiciera daño sin ningún motivo.
Job 2:4 Satanás respondió al SEÑOR: —¡Piel por piel! Cualquier hombre renunciaría a todo lo que tiene para salvar su vida.
Job 2:5 Así que extiende tu mano y quítale la salud, ¡ten por seguro que te maldecirá en tu propia cara!
Job 2:6 —Muy bien, haz con él lo que quieras —dijo el SEÑOR a Satanás— pero no le quites la vida.
Job 2:7 Entonces Satanás salió de la presencia de Dios e hirió a Job con terribles llagas en la piel, desde la cabeza hasta los pies.
Job 2:8 Job, sentado entre cenizas, se rascaba con un trozo de teja.
Job 2:9 Su esposa le dijo: «¿Todavía intentas conservar tu integridad? Maldice a Dios y muérete».
Job 2:10 Sin embargo, Job contestó: «Hablas como una mujer necia. ¿Aceptaremos sólo las cosas buenas que vienen de la mano de Dios y nunca lo malo?». A pesar de todo, Job no dijo nada incorrecto.
Job 2:11 Cuando tres de los amigos de Job se enteraron de la tragedia que había sufrido, viajaron juntos desde sus respectivos hogares para consolarlo y confortarlo. Sus nombres eran Elifaz, el temanita; Bildad, el suhita y Zofar, el naamatita.
Job 2:12 Cuando vieron a Job de lejos, apenas lo reconocieron. Con fuertes lamentos, rasgaron sus vestidos y echaron polvo al aire sobre sus cabezas en señal de dolor.
Job 2:13 Entonces, durante siete días y siete noches, se sentaron en el suelo junto a Job, y ninguno le decía nada porque veían que su sufrimiento era demasiado grande para expresarlo con palabras.

LECTURA PARA LA NOCHE

EZEQUIEL 4-8

Eze 4:1 »Ahora, hijo de hombre, toma un ladrillo grande de barro y ponlo en el suelo, delante de ti. Luego dibuja en él un mapa de la ciudad de Jerusalén y
Eze 4:2 representa la ciudad bajo ataque. Construye un muro a su alrededor para que nadie pueda escapar. Establece el campamento enemigo y rodea la ciudad con rampas de asalto y arietes.
Eze 4:3 Luego toma una plancha de hierro y colócala entre tú y la ciudad. Dirígete a la ciudad y demuestra lo terrible que será el ataque contra Jerusalén. Esto será una advertencia al pueblo de Israel.
Eze 4:4 »Ahora acuéstate sobre tu lado izquierdo y pon sobre ti los pecados de Israel. Cargarás con sus pecados todos los días que permanezcas acostado sobre ese lado.
Eze 4:5 Te exijo que cargues con los pecados de Israel durante trescientos noventa días, un día por cada año de su pecado.
Eze 4:6 Cumplido ese tiempo, date vuelta y acuéstate sobre el lado derecho cuarenta días, un día por cada año del pecado de Judá.
Eze 4:7 »Mientras tanto, mira fijamente el sitio contra Jerusalén. Quédate acostado con el brazo descubierto y profetiza la destrucción de la ciudad.
Eze 4:8 Te ataré con cuerdas para que no puedas moverte de un lado al otro hasta que se hayan cumplido los días del ataque.
Eze 4:9 »Ahora ve a conseguir algo de trigo, cebada, frijoles, lentejas, mijo y trigo espelta, y mézclalos en un recipiente grande. Con esta mezcla, harás pan para ti durante los trescientos noventa días que estarás acostado sobre tu lado izquierdo.
Eze 4:10 Prepárate raciones de alimento de doscientos veintiocho gramos* para cada día y cómelas a determinadas horas.
Eze 4:11 Luego mide una jarra* de agua para cada día y bébela a determinadas horas.
Eze 4:12 Prepara este alimento y cómelo como si fuera un pan de cebada. Cocínalo a la vista de todo el pueblo, sobre un fuego encendido con excremento humano seco, y luego cómete el pan».
Eze 4:13 Después el SEÑOR dijo: «¡Así comerán los israelitas pan contaminado en las naciones gentiles* adonde los expulsaré!».
Eze 4:14 Entonces dije: «Oh Soberano SEÑOR, ¿es necesario que me contamine con excremento humano? Pues nunca me he contaminado. Desde que era niño hasta ahora, jamás comí ningún animal que muriera por enfermedad o que fuera muerto por otros animales. Jamás probé ninguna carne prohibida por la ley».
Eze 4:15 «Está bien —dijo el SEÑOR—. Puedes cocinar tu pan con estiércol de vaca en vez de excremento humano».
Eze 4:16 Luego me dijo: «Hijo de hombre, haré que escasee el alimento en Jerusalén. Tendrán que racionarlo con mucho cuidado y lo comerán con temor. El agua se racionará, gota a gota, y el pueblo la beberá afligido.
Eze 4:17 Por la falta de alimento y de agua, ellos se mirarán unos a otros llenos de terror, y en su castigo se irán consumiendo.
Eze 5:1 »Hijo de hombre, toma una espada afilada y úsala como navaja para afeitarte la cabeza y la barba. Toma una balanza y pesa el cabello en tres partes iguales.
Eze 5:2 Coloca una tercera parte del cabello en el centro del mapa que hiciste de Jerusalén. Después de representar el ataque a la ciudad, quémalo allí. Esparce otra tercera parte del cabello por todo el mapa y córtalo con una espada. Arroja la otra tercera parte al viento, porque yo esparciré a mi pueblo con la espada.
Eze 5:3 Conserva apenas un poquito del cabello y átalo en tu túnica.
Eze 5:4 Luego toma algunos de esos cabellos y arrójalos al fuego para que se consuman. De ese remanente se esparcirá un fuego que destruirá a todo Israel.
Eze 5:5 »El SEÑOR Soberano dice: esto es una ilustración de lo que le ocurrirá a Jerusalén. Yo la puse en el centro de las naciones,
Eze 5:6 pero ella se rebeló contra mis ordenanzas y decretos, y resultó ser aún más perversa que las naciones vecinas. Se ha negado a obedecer las ordenanzas y los decretos que le di para que siguiera.
Eze 5:7 »Por lo tanto, esto dice el SEÑOR Soberano al pueblo: te has comportado peor que tus vecinos y te has negado a obedecer mis decretos y ordenanzas. Ni siquiera has vivido a la altura de las naciones que te rodean.
Eze 5:8 Por lo tanto, ahora, yo mismo, el SEÑOR Soberano, soy tu enemigo. Te castigaré en público, a la vista de todas las naciones.
Eze 5:9 A causa de tus ídolos detestables, te castigaré como nunca he castigado a nadie ni volveré a hacerlo jamás.
Eze 5:10 Los padres se comerán a sus propios hijos y los hijos se comerán a sus padres. Te castigaré y esparciré a los pocos que sobrevivan a los cuatro vientos.
Eze 5:11 »Tan cierto como que yo vivo dice el SEÑOR Soberano, te eliminaré por completo. No te tendré ninguna lástima porque has contaminado mi templo con tus imágenes repugnantes y tus pecados detestables.
Eze 5:12 Una tercera parte del pueblo morirá de hambre y de enfermedades en la ciudad. Otra tercera parte será masacrada por el enemigo fuera de las murallas de la ciudad. A la otra tercera parte la dispersaré a los cuatro vientos y la perseguiré con mi espada.
Eze 5:13 Entonces por fin mi enojo se habrá desahogado y quedaré satisfecho. Cuando se haya calmado mi furia contra ellos, todo Israel sabrá que yo, el SEÑOR, les hablé enojado de celos.
Eze 5:14 »Así que te convertiré en ruinas, en una burla ante los ojos de las naciones vecinas y de todos los que pasen por allí.
Eze 5:15 Te volverás objeto de burla, de mofas y de horror. Servirás de advertencia a las naciones que te rodean. Ellas verán lo que sucede cuando el SEÑOR castiga con enojo a una nación y la reprende, dice el SEÑOR.
Eze 5:16 »Haré que te lluevan las flechas mortales del hambre para destruirte. El hambre se volverá cada vez más terrible hasta que haya desaparecido la última migaja de alimento.
Eze 5:17 Junto con el hambre, te atacarán animales salvajes y te arrebatarán a tus hijos. La enfermedad y la guerra acecharán tu tierra, y mandaré la espada del enemigo contra ti. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».
Eze 6:1 Nuevamente recibí un mensaje del SEÑOR:
Eze 6:2 «Hijo de hombre, ponte de cara a los montes de Israel y profetiza contra ellos.
Eze 6:3 Proclama este mensaje de parte del SEÑOR Soberano contra los montes de Israel. Esto dice el SEÑOR Soberano a los montes y a las colinas, a los barrancos y a los valles: “Estoy por provocar guerra contra ustedes y aplastaré sus santuarios paganos.
Eze 6:4 Todos sus altares serán demolidos y sus lugares de culto quedarán destruidos. Mataré a la gente delante de sus ídolos.*
Eze 6:5 Arrojaré los cadáveres delante de sus ídolos y desparramaré sus huesos alrededor de sus altares.
Eze 6:6 Dondequiera que vivan, habrá desolación y destruiré sus santuarios paganos. Sus altares serán demolidos; sus ídolos, aplastados; sus lugares de culto, derribados y todos los objetos religiosos que hayan hecho, destruidos.
Eze 6:7 El lugar quedará sembrado de cadáveres y sabrán que sólo yo soy el SEÑOR.
Eze 6:8 »”Sin embargo, permitiré que algunos de mi pueblo escapen de la destrucción y esos pocos serán esparcidos entre las naciones del mundo.
Eze 6:9 Luego, cuando estén desterrados entre las naciones, se acordarán de mí. Reconocerán cuánto me duele la infidelidad de su corazón y la lujuria de sus ojos que anhelan a sus ídolos. Entonces, al fin, se odiarán a sí mismos por todos sus pecados detestables.
Eze 6:10 Sabrán que sólo yo soy el SEÑOR y que hablaba en serio cuando dije que traería esta calamidad sobre ellos.
Eze 6:11 »”Esto dice el SEÑOR Soberano: den palmadas y pataleen en señal de horror. Griten por todos los pecados detestables que ha cometido el pueblo de Israel. Ahora morirán por la guerra, el hambre y la enfermedad:
Eze 6:12 la enfermedad herirá de muerte a los que estén desterrados en lugares lejanos; la guerra destruirá a quienes estén cerca y cualquiera que sobreviva morirá a causa del hambre. Entonces, por fin desahogaré mi furia en ellos.
Eze 6:13 Sabrán que yo soy el SEÑOR cuando sus muertos queden esparcidos en medio de sus ídolos y en torno a sus altares, sobre cada colina y montaña y debajo de todo árbol frondoso y cada árbol grande que da sombra, es decir, en los lugares donde ofrecían sacrificios a sus ídolos.
Eze 6:14 Los aplastaré y dejaré desoladas sus ciudades, desde el desierto del sur hasta Ribla,* en el norte. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR».
Eze 7:1 Después recibí este mensaje del SEÑOR:
Eze 7:2 «Hijo de hombre, esto dice el SEÑOR Soberano a Israel: »¡Ya llegó el fin! Dondequiera que mires —al oriente, al occidente, al norte o al sur— tu tierra está acabada.
Eze 7:3 No queda esperanza, porque desataré mi enojo contra ti. Te llamaré a rendir cuentas de todos tus pecados detestables.
Eze 7:4 Miraré para otro lado y no te tendré compasión. Te daré tu merecido por todos tus pecados detestables. Entonces sabrás que yo soy el SEÑOR.
Eze 7:5 »Esto dice el SEÑOR Soberano: ¡Desastre tras desastre se te acerca!
Eze 7:6 El fin ha llegado. Finalmente llegó. ¡Te espera la condenación final!
Eze 7:7 Oh pueblo de Israel, ya amanece el día de tu destrucción. Ha llegado la hora; está cerca el día de dificultad. En las montañas se oirán gritos de angustia, no serán gritos de alegría.
Eze 7:8 Pronto derramaré mi furia sobre ti y contra ti desataré mi enojo. Te llamaré a rendir cuentas de todos tus pecados detestables.
Eze 7:9 Miraré para otro lado y no te tendré compasión. Te daré tu merecido por todos tus pecados detestables. Entonces sabrás que soy yo, el SEÑOR, quien da el golpe.
Eze 7:10 »¡El día del juicio ha llegado; tu destrucción está a la puerta! La perversidad y la soberbia de la gente han florecido en pleno.
Eze 7:11 La violencia de ellos se ha transformado en una vara que los azotará por su perversidad. Ninguno de esos orgullosos y perversos sobrevivirá. Toda su riqueza y prestigio se esfumará.
Eze 7:12 Sí, ha llegado la hora, ¡este es el día! Que los comerciantes no se alegren por las ofertas, ni los vendedores lamenten sus pérdidas, porque todos ellos caerán bajo mi enojo terrible.
Eze 7:13 Aunque los mercaderes sobrevivan, jamás regresarán a sus negocios. Pues lo que Dios ha dicho se aplica a todos sin excepción, ¡no se cambiará! Ninguna persona que viva descarriada por el pecado se recuperará jamás.
Eze 7:14 »Suena la trompeta para movilizar al ejército de Israel, pero nadie presta atención, porque me he enfurecido contra todos ellos.
Eze 7:15 Fuera de la ciudad hay guerra, y dentro de la ciudad, enfermedades y hambre. Los que estén fuera de las murallas de la ciudad morirán al filo de las espadas enemigas. Los que estén dentro de la ciudad morirán de hambre y enfermedades.
Eze 7:16 Los sobrevivientes que escapen hacia las montañas gemirán como palomas, sollozando por sus pecados.
Eze 7:17 Sus manos colgarán sin fuerza, las rodillas les quedarán débiles como el agua.
Eze 7:18 Se vestirán de tela áspera; el horror y la vergüenza los cubrirán. Se afeitarán la cabeza en señal de dolor y remordimiento.
Eze 7:19 »Arrojarán su dinero a la calle, lo tirarán como si fuera basura. Ni su oro ni su plata los salvará cuando llegue ese día del enojo del SEÑOR. No los saciarán ni los alimentarán, porque su avaricia sólo los hace tropezar.
Eze 7:20 Estaban orgullosos de sus hermosas joyas y con ellas hicieron ídolos detestables e imágenes repugnantes. Por lo tanto, haré que todas sus riquezas les resulten asquerosas.
Eze 7:21 Se las daré a los extranjeros como botín, a las naciones más perversas, y ellas las profanarán.
Eze 7:22 Apartaré mis ojos de ellos, cuando esos ladrones invadan y profanen mi preciosa tierra.
Eze 7:23 »Prepara cadenas para mi pueblo, porque la tierra está ensangrentada por crímenes terribles. Jerusalén está llena de violencia.
Eze 7:24 Traeré a las naciones más despiadadas para que se apoderen de sus casas. Derrumbaré sus orgullosas fortalezas y haré que se profanen sus santuarios.
Eze 7:25 El terror y el temblor se apoderarán de mi pueblo. Buscarán paz, pero no la encontrarán.
Eze 7:26 Habrá calamidad tras calamidad; un rumor seguirá a otro rumor. En vano buscarán una visión de los profetas. No recibirán enseñanza de los sacerdotes ni consejo de los líderes.
Eze 7:27 El rey y el príncipe quedarán indefensos, sollozando de desesperación, y las manos de la gente temblarán de miedo. Los haré pasar por la misma maldad que ellos causaron a otros y recibirán el castigo que tanto merecen. ¡Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR!».
Eze 8:1 Después, el 17 de septiembre,* durante el sexto año de cautividad del rey Joaquín, mientras los líderes de Judá estaban en mi casa, el SEÑOR Soberano puso su mano sobre mí.
Eze 8:2 Vi una figura con apariencia de hombre. De lo que parecía ser su cintura para abajo, parecía una llama encendida. De la cintura para arriba, tenía aspecto de ámbar reluciente.*
Eze 8:3 Extendió algo que parecía ser una mano y me tomó del cabello. Luego el Espíritu me elevó al cielo y me transportó a Jerusalén en una visión que procedía de Dios. Me llevó a la puerta norte del atrio interior del templo, donde hay un ídolo grande que ha provocado los celos del SEÑOR.
Eze 8:4 De pronto, estaba allí la gloria del Dios de Israel, tal como yo la había visto antes en el valle.
Eze 8:5 Entonces el SEÑOR me dijo: «Hijo de hombre, mira hacia el norte». Así que miré hacia el norte y, junto a la entrada de la puerta que está cerca del altar, estaba el ídolo que tanto había provocado los celos del SEÑOR.
Eze 8:6 «Hijo de hombre —me dijo—, ¿ves lo que hacen? ¿Ves los pecados detestables que cometen los israelitas para sacarme de mi templo? ¡Pero ven y verás pecados aún más detestables que éstos!».
Eze 8:7 Luego me llevó a la puerta del atrio del templo, donde pude ver un hueco en el muro.
Eze 8:8 Me dijo: «Ahora, hijo de hombre, cava en el muro». Entonces cavé en el muro y hallé una entrada escondida.
Eze 8:9 «¡Entra —me dijo—, y mira los pecados perversos y detestables que cometen ahí!».
Eze 8:10 Entonces entré y vi las paredes grabadas con toda clase de reptiles y criaturas detestables. También vi los diversos ídolos* a los que rendía culto el pueblo de Israel.
Eze 8:11 Allí había de pie setenta líderes de Israel y en el centro estaba Jaazanías, hijo de Safán. Todos tenían en la mano un recipiente para quemar incienso y de cada recipiente se elevaba una nube de incienso por encima de sus cabezas.
Eze 8:12 Entonces el SEÑOR me dijo: «Hijo de hombre, ¿has visto lo que los líderes de Israel hacen con sus ídolos en los rincones oscuros? Dicen: “¡El SEÑOR no nos ve; él ha abandonado nuestra tierra!”».
Eze 8:13 Entonces el SEÑOR agregó: «¡Ven y te mostraré pecados aún más detestables que éstos!».
Eze 8:14 Así que me llevó a la puerta norte del templo del SEÑOR; allí estaban sentadas algunas mujeres, sollozando por el dios Tamuz.
Eze 8:15 «¿Has visto esto? —me preguntó—. ¡Pero te mostraré pecados aún más detestables!».
Eze 8:16 Entonces me llevó al atrio interior del templo del SEÑOR. En la entrada del santuario, entre la antesala y el altar de bronce, había unos veinticinco hombres de espaldas al santuario del SEÑOR. ¡Estaban inclinados hacia el oriente, rindiendo culto al sol!
Eze 8:17 «¿Ves esto, hijo de hombre? —me preguntó—. ¿No le importa nada al pueblo de Judá cometer estos pecados detestables con los cuales llevan a la nación a la violencia y se burlan de mí y provocan mi enojo?
Eze 8:18 Por lo tanto, responderé con furia. No les tendré compasión ni les perdonaré la vida y por más que clamen por misericordia, no los escucharé».

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