APOSENTO ALTO

sábado, 20 de mayo de 2017

LECTURA BÍBLICA 20 DE MAYO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    14:66-72

Mar 14:66 Mientras tanto, Pedro estaba abajo, en el patio. Una de las sirvientas que trabajaba para el sumo sacerdote pasó
Mar 14:67 y vio que Pedro se calentaba junto a la fogata. Se quedó mirándolo y dijo: —Tú eres uno de los que estaban con Jesús de Nazaret.*
Mar 14:68 Pero Pedro lo negó y dijo: —No sé de qué hablas. Y salió afuera, a la entrada. En ese instante, cantó un gallo.*
Mar 14:69 Cuando la sirvienta vio a Pedro parado allí, comenzó a decirles a los otros: «¡No hay duda de que este hombre es uno de ellos!».
Mar 14:70 Pero Pedro lo negó otra vez. Un poco más tarde, algunos de los otros que estaban allí confrontaron a Pedro y dijeron: —Seguro que tú eres uno de ellos, porque eres galileo.
Mar 14:71 Pedro juró: —¡Que me caiga una maldición si les miento! ¡No conozco a ese hombre del que hablan!
Mar 14:72 Inmediatamente, el gallo cantó por segunda vez. De repente, las palabras de Jesús pasaron rápidamente por la mente de Pedro: «Antes de que cante el gallo dos veces, negarás tres veces que me conoces»; y se echó a llorar.





GÁLATAS 3:15-29

Gál 3:15 Amados hermanos, el siguiente es un ejemplo de la vida diaria: así como nadie puede anular ni modificar un acuerdo irrevocable, tampoco en este caso.
Gál 3:16 Dios ha dado las promesas a Abraham y a su hijo.* Y noten que la Escritura no dice «a sus hijos»*, como si significara muchos descendientes. Más bien, dice «a su hijo», y eso sin duda se refiere a Cristo.
Gál 3:17 Lo que trato de decir es lo siguiente: el acuerdo que Dios hizo con Abraham no podía anularse cuatrocientos treinta años más tarde —cuando Dios le dio la ley a Moisés—, porque Dios estaría rompiendo su promesa.
Gál 3:18 Pues, si fuera posible recibir la herencia por cumplir la ley, entonces esa herencia ya no sería el resultado de aceptar la promesa de Dios. Pero Dios, por su gracia, se la concedió a Abraham mediante una promesa.
Gál 3:19 Entonces, ¿para qué se entregó la ley? Fue añadida a la promesa para mostrarle a la gente sus pecados. Pero la intención era que la ley durara sólo hasta la llegada del Hijo prometido. Por medio de ángeles, Dios entregó su ley a Moisés, quien hizo de mediador entre Dios y el pueblo.
Gál 3:20 Ahora bien, un mediador es de ayuda si dos o más partes tienen que llegar a un acuerdo. Pero Dios —quien es uno solo —no usó ningún mediador cuando le dio la promesa a Abraham.
Gál 3:21 ¿Hay algún conflicto, entonces, entre la ley de Dios y las promesas de Dios?* ¡De ninguna manera! Si la ley pudiera darnos vida nueva, nosotros podríamos hacernos justos ante Dios por obedecerla.
Gál 3:22 Pero las Escrituras declaran que todos somos prisioneros del pecado, así que recibimos la promesa de libertad que Dios hizo únicamente por creer en Jesucristo.
Gál 3:23 Antes de que se nos abriera el camino de la fe en Cristo, estábamos vigilados por la ley. Nos mantuvo en custodia protectora, por así decirlo, hasta que fuera revelado el camino de la fe.
Gál 3:24 Dicho de otra manera, la ley fue nuestra tutora hasta que vino Cristo; nos protegió hasta que se nos declarara justos ante Dios por medio de la fe.
Gál 3:25 Y ahora que ha llegado el camino de la fe, ya no necesitamos que la ley sea nuestra tutora.
Gál 3:26 Pues todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Gál 3:27 Y todos los que fueron unidos a Cristo en el bautismo se han puesto a Cristo como si se pusieran ropa nueva.*
Gál 3:28 Ya no hay judío ni gentil,* esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús.
Gál 3:29 Y, ahora que pertenecen a Cristo, son verdaderos hijos* de Abraham. Son sus herederos, y la promesa de Dios a Abraham les pertenece a ustedes.



SALMO 113

Sal 113:1 ¡Alabado sea el SEÑOR! Sí, alábenle, oh siervos del SEÑOR, ¡alaben el nombre del SEÑOR!
Sal 113:2 Bendito sea el nombre del SEÑOR ahora y para siempre.
Sal 113:3 En todas partes —del Oriente al Occidente—, alaben el nombre del SEÑOR.
Sal 113:4 Él está por encima de las naciones; su gloria es más alta que los cielos.
Sal 113:5 ¿Quién puede compararse con el SEÑOR nuestro Dios, quien está entronizado en las alturas?
Sal 113:6 Él se inclina para mirar el cielo y la tierra.
Sal 113:7 Levanta del polvo a los pobres, y a los necesitados, del basurero.
Sal 113:8 Los pone entre príncipes, ¡incluso entre los príncipes de su propio pueblo!
Sal 113:9 A la mujer sin hijos le da una familia y la transforma en una madre feliz. ¡Alabado sea el SEÑOR!

LECTURA PARA LA NOCHE

2 SAMUEL    14-15

2Sa 14:1 Joab se dio cuenta de cuánto el rey deseaba ver a Absalón.
2Sa 14:2 Así que mandó llamar a una mujer de Tecoa que tenía fama de ser muy sabia. Le dijo: «Finge que estás de duelo; ponte ropa de luto y no uses lociones.* Actúa como una mujer que ha estado de duelo por mucho tiempo.
2Sa 14:3 Entonces ve al rey y dile la historia que te voy a contar». Luego Joab le dijo lo que tenía que decir.
2Sa 14:4 Cuando la mujer de Tecoa se acercó al rey, se inclinó rostro en tierra con profundo respeto y exclamó: —¡Oh rey, ayúdeme!
2Sa 14:5 —¿Qué problema tienes? —preguntó el rey. —¡Ay de mí que soy viuda! —contestó ella—. Mi esposo está muerto y
2Sa 14:6 mis dos hijos se pelearon en el campo y, como no había nadie que los separara, uno de ellos resultó muerto.
2Sa 14:7 Ahora el resto de la familia me exige: “Entréganos a tu hijo y lo ejecutaremos por haber matado a su hermano. No merece heredar la propiedad familiar”. Quieren extinguir la única brasa que me queda, y el nombre y la familia de mi esposo desaparecerán de la faz de la tierra.
2Sa 14:8 —Yo me encargo de este asunto —le dijo el rey—. Ve a tu casa, yo me aseguraré de que nadie lo toque.
2Sa 14:9 —¡Oh gracias, mi señor el rey! —le respondió la mujer de Tecoa—. Si lo critican por ayudarme, que la culpa caiga sobre mí y sobre la casa de mi padre, y que el rey y su trono sean inocentes.
2Sa 14:10 —Si alguien se opone —le dijo el rey—, tráemelo. ¡Te aseguro que nunca más volverá a molestarte!
2Sa 14:11 Luego ella dijo: —Por favor, júreme por el SEÑOR su Dios que no dejará que nadie tome venganza contra mi hijo. No quiero más derramamiento de sangre. —Tan cierto como que el SEÑOR vive —le respondió—, ¡no se tocará ni un solo cabello de la cabeza de tu hijo!
2Sa 14:12 —Por favor, permítame preguntar una cosa más a mi señor el rey —dijo ella. —Adelante, habla —respondió él.
2Sa 14:13 Ella contestó: —¿Por qué no hace por el pueblo de Dios lo mismo que prometió hacer por mí? Se ha declarado culpable a sí mismo al tomar esta decisión, porque ha rehusado traer a casa a su propio hijo desterrado.
2Sa 14:14 Todos moriremos algún día. Nuestra vida es como agua derramada en el suelo, la cual no se puede volver a juntar. Pero Dios no arrasa con nuestra vida, sino que idea la manera de traernos de regreso cuando hemos estado separados de él.
2Sa 14:15 »He venido a rogarle a mi señor el rey porque la gente me ha amenazado. Me dije: “Tal vez el rey me escuche
2Sa 14:16 y nos rescate de los que quieren quitarnos la herencia* que Dios nos dio.
2Sa 14:17 Sí, mi señor el rey nos devolverá la tranquilidad de espíritu”. Sé que usted es como un ángel de Dios que puede distinguir entre lo bueno y lo malo. Que el SEÑOR su Dios esté con usted.
2Sa 14:18 —Tengo que saber algo —le dijo el rey—, y dime la verdad. —¿Sí, mi señor el rey? —respondió ella.
2Sa 14:19 —¿Joab te incitó a hacer esto? Y la mujer contestó: —Mi señor el rey, ¿cómo podría negarlo? Nadie puede esconder nada de usted. Sí, Joab me envió y me dijo qué decir.
2Sa 14:20 Lo hizo para que pueda ver el asunto con otros ojos. ¡Pero usted es tan sabio como un ángel de Dios, y comprende todo lo que sucede entre nosotros!
2Sa 14:21 Entonces el rey mandó llamar a Joab y le dijo: —Está bien, ve y trae de regreso al joven Absalón.
2Sa 14:22 Joab se inclinó rostro en tierra con profundo respeto y dijo: —Por fin sé que cuento con su favor, mi señor el rey, porque me ha concedido esta petición.
2Sa 14:23 Enseguida Joab fue a Gesur y trajo a Absalón de regreso a Jerusalén.
2Sa 14:24 Pero el rey dio esta orden: «Absalón puede ir a su propia casa, pero jamás vendrá a mi presencia». De manera que Absalón no vio al rey.
2Sa 14:25 Absalón era elogiado como el hombre más apuesto de todo Israel. De pies a cabeza era perfecto.
2Sa 14:26 Se cortaba el cabello una vez al año, y lo hacía sólo porque era muy pesado. ¡El peso de su cabello era de más de dos kilos!*
2Sa 14:27 Tenía tres hijos y una hija. Su hija se llamaba Tamar, y era muy hermosa.
2Sa 14:28 Absalón vivió dos años en Jerusalén, pero nunca pudo ver al rey.
2Sa 14:29 Así que mandó llamar a Joab para pedirle que intercediera por él, pero Joab se negó a ir. Entonces Absalón volvió a enviar por él una segunda vez, pero de nuevo Joab se negó.
2Sa 14:30 Finalmente Absalón les dijo a sus siervos: «Vayan y préndanle fuego al campo de cebada de Joab, el que está junto al mío». Entonces fueron y le prendieron fuego al campo tal como Absalón les había mandado.
2Sa 14:31 Entonces Joab fue a la casa de Absalón y le reclamó: —¿Por qué tus siervos le prendieron fuego a mi campo?
2Sa 14:32 Absalón contestó: —Porque quería que le preguntaras al rey por qué me trajo de Gesur si no tenía intención de verme. Mejor me hubiera quedado allá. Déjame ver al rey; si me encuentra culpable de algo, entonces que me mate.
2Sa 14:33 De manera que Joab le dijo al rey lo que Absalón había dicho. Por fin el rey mandó llamar a Absalón, quien fue y se inclinó ante el rey, y el rey lo besó.
2Sa 15:1 Después Absalón compró un carruaje y caballos, y contrató a cincuenta guardaespaldas para que corrieran delante de él.
2Sa 15:2 Cada mañana se levantaba temprano e iba a la puerta de la ciudad. Cuando la gente llevaba un caso al rey para que lo juzgara, Absalón le preguntaba de qué parte de Israel era, y la persona le mencionaba a qué tribu pertenecía.
2Sa 15:3 Entonces Absalón le decía: «Usted tiene muy buenos argumentos a su favor. ¡Es una pena que el rey no tenga disponible a nadie para que los escuche!
2Sa 15:4 Qué lástima que no soy el juez; si lo fuera, todos podrían traerme sus casos para que los juzgara, y yo les haría justicia».
2Sa 15:5 Cuando alguien trataba de inclinarse ante él, no lo permitía. En cambio, lo tomaba de la mano y lo besaba.
2Sa 15:6 Absalón hacía esto con todos los que venían al rey por justicia, y de este modo se robaba el corazón de todo el pueblo de Israel.
2Sa 15:7 Después de cuatro años,* Absalón le dijo al rey: —Permítame ir a Hebrón a ofrecer un sacrificio al SEÑOR y cumplir un voto que le hice.
2Sa 15:8 Pues mientras su siervo estaba en Gesur en Aram, prometí que le ofrecería sacrificio al SEÑOR en Hebrón* si me traía de regreso a Jerusalén.
2Sa 15:9 —Está bien —le dijo el rey—. Ve y cumple tu voto. Así que Absalón se fue a Hebrón.
2Sa 15:10 Pero mientras estaba allí, envió mensajeros secretos a todas las tribus de Israel para iniciar una rebelión contra el rey. «Tan pronto como oigan el cuerno de carnero —decía el mensaje— deben decir: “Absalón ha sido coronado rey en Hebrón”».
2Sa 15:11 Absalón llevó consigo a doscientos hombres de Jerusalén como invitados, pero ellos no sabían nada de sus intenciones.
2Sa 15:12 Mientras Absalón ofrecía los sacrificios, mandó a buscar a Ahitofel, uno de los consejeros de David que vivía en Gilo. En poco tiempo muchos más se unieron a Absalón, y la conspiración cobró fuerza.
2Sa 15:13 Pronto llegó un mensajero a Jerusalén para decirle a David: «¡Todo Israel se ha unido a Absalón en una conspiración en su contra!».
2Sa 15:14 —Entonces debemos huir de inmediato, ¡si no será muy tarde! —David dijo a sus hombres—. ¡Apresúrense! Si salimos de Jerusalén antes de que llegue Absalón, tanto nosotros como la ciudad nos salvaremos del desastre.
2Sa 15:15 —Estamos con usted —respondieron sus consejeros—. Haga lo que mejor le parezca.
2Sa 15:16 Entonces el rey salió de inmediato junto con todos los de su casa. No dejó a nadie excepto a diez de sus concubinas para que cuidaran el palacio.
2Sa 15:17 Así que el rey y toda su gente salieron a pie, y se detuvieron en la última casa
2Sa 15:18 a fin de que los hombres del rey pasaran al frente. Había seiscientos hombres de Gat que habían venido con David, junto con los guardaespaldas del rey.*
2Sa 15:19 Después el rey se dio vuelta y le dijo a Itai, un líder de los hombres de Gat: —¿Por qué vienes con nosotros? Vuelve al rey Absalón porque tú eres un huésped en Israel, un extranjero en el exilio.
2Sa 15:20 Llegaste hace poco, ¿debería forzarte a vagar con nosotros? Ni siquiera sé a dónde iremos. Regresa y llévate contigo a tus parientes, y que el SEÑOR te muestre su amor inagotable y su fidelidad.*
2Sa 15:21 Pero Itai le respondió al rey: —Juro por el SEÑOR y por el rey que iré dondequiera que mi señor el rey vaya, sin importar lo que pase, ya sea que signifique la vida o la muerte.
2Sa 15:22 David respondió: —Está bien, ven con nosotros. De modo que Itai y todos sus hombres junto con sus familias lo acompañaron.
2Sa 15:23 Entonces todo el pueblo lloraba a gritos cuando el rey y sus seguidores pasaban. Así que cruzaron el valle de Cedrón y fueron hacia el desierto.
2Sa 15:24 Sadoc y todos los levitas también fueron con él cargando el arca del pacto de Dios. Pusieron el arca de Dios en el suelo, y Abiatar ofreció sacrificios* hasta que todos dejaron la ciudad.
2Sa 15:25 Luego el rey le dio instrucciones a Sadoc para que regresara el arca de Dios a la ciudad: «Si al SEÑOR le parece bien —dijo David—, me traerá de regreso para volver a ver el arca y el tabernáculo;*
2Sa 15:26 pero si él ha terminado conmigo, entonces dejemos que haga lo que mejor le parezca».
2Sa 15:27 El rey también le dijo al sacerdote Sadoc: «Mira,* este es mi plan. Tú y Abiatar* deben regresar a la ciudad sin llamar la atención junto con tu hijo Ahimaas y con Jonatán, el hijo de Abiatar.
2Sa 15:28 Yo me detendré en los bajíos del río Jordán* y allí esperaré tu informe».
2Sa 15:29 De este modo Sadoc y Abiatar devolvieron el arca de Dios a la ciudad y allí se quedaron.
2Sa 15:30 Entonces David subió el camino que lleva al monte de los Olivos, llorando mientras caminaba. Llevaba la cabeza cubierta y los pies descalzos en señal de duelo. Las personas que iban con él también se cubrieron la cabeza y lloraron mientras subían el monte.
2Sa 15:31 Cuando alguien le dijo a David que su consejero Ahitofel ahora respaldaba a Absalón, David oró: «¡Oh SEÑOR, haz que Ahitofel le dé consejos necios a Absalón!».
2Sa 15:32 Al llegar David a la cima del monte de los Olivos, donde la gente adoraba a Dios, Husai el arquita lo estaba esperando. Husai había rasgado sus ropas y había echado polvo sobre su cabeza en señal de duelo.
2Sa 15:33 Pero David le dijo: «Si vienes conmigo sólo serás una carga.
2Sa 15:34 Regresa a Jerusalén y dile a Absalón: “Ahora seré tu consejero, oh rey, así como lo fui de tu padre en el pasado”. Entonces podrás frustrar y contrarrestar los consejos de Ahitofel.
2Sa 15:35 Sadoc y Abiatar, los sacerdotes, estarán allí. Diles todo lo que se está planeando en el palacio del rey,
2Sa 15:36 y ellos enviarán a sus hijos Ahimaas y Jonatán para que me cuenten lo que está sucediendo».
2Sa 15:37 Entonces Husai, el amigo de David, regresó a Jerusalén y arribó justo cuando llegaba Absalón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario