APOSENTO ALTO

lunes, 15 de mayo de 2017

LECTURA BÍBLICA 15 DE MAYO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    14:1-11

Mar 14:1 Faltaban dos días para la Pascua y el Festival de los Panes sin Levadura. Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa seguían buscando una oportunidad para capturar a Jesús en secreto y matarlo.
Mar 14:2 «Pero no durante la celebración de la Pascua —acordaron—, no sea que la gente cause disturbios».
Mar 14:3 Mientras tanto, Jesús se encontraba en Betania, en la casa de Simón, un hombre que había tenido lepra. Mientras comía,* entró una mujer con un hermoso frasco de alabastro que contenía un perfume costoso, preparado con esencias de nardo. Ella abrió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.
Mar 14:4 Algunos que estaban a la mesa se indignaron. «¿Por qué desperdiciar un perfume tan costoso? —preguntaron —.
Mar 14:5 ¡Podría haberse vendido por el salario de un año* y el dinero dado a los pobres!». Así que la regañaron severamente.
Mar 14:6 Pero Jesús respondió: «Déjenla en paz. ¿Por qué la critican por hacer algo tan bueno conmigo?
Mar 14:7 Siempre habrá pobres entre ustedes, y pueden ayudarlos cuando quieran, pero a mí no siempre me tendrán.
Mar 14:8 Ella hizo lo que pudo y ungió mi cuerpo en preparación para el entierro.
Mar 14:9 Les digo la verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la Buena Noticia, se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer».
Mar 14:10 Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a ver a los principales sacerdotes para llegar a un acuerdo de cómo entregarles a Jesús a traición.
Mar 14:11 Ellos quedaron complacidos cuando oyeron la razón de su visita y le prometieron darle dinero. Entonces él comenzó a buscar una oportunidad para traicionar a Jesús.



2 CORINTIOS 12:11-21

2Co 12:11 Ustedes hicieron que me comportara como un necio al jactarme como lo hice.* Deberían estar escribiendo elogios acerca de mí, porque no soy de ninguna manera inferior a esos «superapóstoles», aun cuando no soy nada en absoluto.
2Co 12:12 Cuando estuve con ustedes les di pruebas de que soy un apóstol. Pues con paciencia hice muchas señales, maravillas y milagros entre ustedes.
2Co 12:13 Lo único que no hice, y que sí hago en las demás iglesias, fue convertirme en una carga financiera para ustedes. Por favor, ¡perdónenme por esta falta!
2Co 12:14 Ahora voy a visitarlos por tercera vez y no les seré una carga. No busco lo que tienen, los busco a ustedes mismos. Después de todo, los hijos no mantienen a los padres. Al contrario, son los padres quienes mantienen a sus hijos.
2Co 12:15 Con gusto me desgastaré por ustedes y también gastaré todo lo que tengo, aunque parece que cuanto más los amo, menos me aman ustedes a mí.
2Co 12:16 Algunos de ustedes admiten que no les fui una carga. Pero otros todavía piensan que fui muy astuto y que me aproveché de ustedes con engaños.
2Co 12:17 ¿Pero cómo? ¿Acaso alguno de los hombres que les envié se aprovechó de ustedes?
2Co 12:18 Cuando le pedí a Tito que los visitara y envié con él al otro hermano, ¿acaso Tito se aprovechó de ustedes? ¡No!, porque ambos tenemos el mismo espíritu y caminamos sobre las pisadas del otro y hacemos las cosas de la misma manera.
2Co 12:19 Tal vez piensen que decimos estas cosas sólo para defendernos. No, les decimos esto como siervos de Cristo y con Dios como testigo. Todo lo que hacemos, queridos amigos, es para fortalecerlos.
2Co 12:20 Pues temo que, cuando vaya, no me gustará lo que encuentre, y que a ustedes no les gustará mi reacción. Temo que encontraré peleas, celos, enojo, egoísmo, calumnias, chismes, arrogancia y conducta desordenada.
2Co 12:21 Así es, tengo miedo de que, cuando vaya de nuevo, Dios me humille ante ustedes. Y quedaré entristecido porque varios de ustedes no han abandonado sus viejos pecados. No se han arrepentido de su impureza, de su inmoralidad sexual ni del intenso deseo por los placeres sensuales.



SALMO 108

Sal 108:1
Cántico. Salmo de David.
Mi corazón está confiando en ti, oh Dios; ¡con razón puedo cantar tus alabanzas con toda el alma!
Sal 108:2 ¡Despiértense, lira y arpa! Con mi canto despertaré al amanecer.
Sal 108:3 Te daré gracias, SEÑOR, en medio de toda la gente; cantaré tus alabanzas entre las naciones.
Sal 108:4 Pues tu amor inagotable es más alto que los cielos; tu fidelidad alcanza las nubes.
Sal 108:5 Exaltado seas, oh Dios, por encima de los cielos más altos. Que tu gloria brille sobre toda la tierra.
Sal 108:6 Rescata ahora a tu pueblo amado; respóndenos y sálvanos con tu poder.
Sal 108:7 Por su santidad, Dios ha prometido:* «Dividiré a Siquem con alegría y mediré el valle de Sucot.
Sal 108:8 Galaad es mío, y también Manasés. Efraín, mi casco, producirá mis guerreros, y Judá, mi cetro, producirá mis reyes.
Sal 108:9 Pero Moab, mi lavamanos, se convertirá en mi siervo, y sobre Edom limpiaré mis pies, y gritaré triunfante sobre Filistea».
Sal 108:10 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me dará la victoria sobre Edom?
Sal 108:11 ¿Nos has rechazado, oh Dios? ¿Ya no marcharás junto a nuestros ejércitos?
Sal 108:12 Por favor, ayúdanos contra nuestros enemigos, porque toda la ayuda humana es inútil.
Sal 108:13 Con la ayuda de Dios, haremos cosas poderosas, pues él pisoteará a nuestros enemigos.



LECTURA PARA LA NOCHE

2 SAMUEL    3-4

2Sa 3:1 Este fue el comienzo de una larga guerra entre los que eran leales a Saúl y los que eran leales a David. Con el paso del tiempo, David se volvió cada vez más fuerte, mientras que la dinastía de Saúl se iba debilitando.
2Sa 3:2 Estos son los hijos que le nacieron a David en Hebrón: El mayor fue Amnón, y su madre fue Ahinoam de Jezreel.
2Sa 3:3 El segundo fue Daniel,* y su madre fue Abigail, la viuda de Nabal de Carmelo. El tercero fue Absalón, y su madre fue Maaca, hija de Talmai, rey de Gesur.
2Sa 3:4 El cuarto fue Adonías, y su madre fue Haguit. El quinto fue Sefatías, y su madre fue Abital.
2Sa 3:5 El sexto fue Itream, y su madre fue Egla, esposa de David. Todos estos hijos le nacieron a David en Hebrón.
2Sa 3:6 Como la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David continuaba, Abner llegó a ser un poderoso líder entre los que eran leales a Saúl.
2Sa 3:7 Cierto día Is-boset,* hijo de Saúl, acusó a Abner de haberse acostado con una de las concubinas de su padre, una mujer llamada Rizpa, hija de Aja.
2Sa 3:8 Abner se puso furioso. «¿Soy acaso un perro de Judá para que me trates a patadas? —le gritó—. Después de todo lo que hice por tu padre Saúl, por su familia y por sus amigos al no entregarlos a David, ¿es mi recompensa que me culpes por lo de esta mujer?
2Sa 3:9 ¡Que Dios me castigue y aun me mate si no hago todo lo posible para ayudar a David a que consiga lo que el SEÑOR le prometió!
2Sa 3:10 Voy a tomar el reino de Saúl y entregárselo a David. Voy a establecer el reino de David sobre Israel al igual que sobre Judá, todo el territorio desde Dan en el norte hasta Beerseba en el sur».
2Sa 3:11 Is-boset no se atrevió a decir ni una sola palabra más, porque tenía miedo de lo que Abner pudiera hacer.
2Sa 3:12 Entonces Abner envió mensajeros a decirle a David: «¿Acaso no le pertenece a usted toda la tierra? Haga un pacto solemne conmigo y le ayudaré a que todo Israel se ponga de su parte».
2Sa 3:13 «Muy bien —respondió David—, pero no negociaré contigo a menos que cuando vengas me traigas a mi esposa Mical, hija de Saúl».
2Sa 3:14 Además David envió este mensaje a Is-boset, hijo de Saúl: «Devuélveme a mi esposa Mical, pues la compré con la vida* de cien filisteos».
2Sa 3:15 Entonces Is-boset quitó a Mical de su marido Palti,* hijo de Lais.
2Sa 3:16 Palti la siguió hasta Bahurim, llorando todo el camino, por eso Abner le dijo: «¡Regresa a tu casa!». Así que Palti volvió a casa.
2Sa 3:17 Mientras tanto, Abner había consultado con los ancianos de Israel y les dijo: «Desde hace tiempo ustedes han querido hacer a David su rey.
2Sa 3:18 ¡Ahora es el momento! Pues el SEÑOR ha dicho: “Yo he elegido a David para que salve a mi pueblo Israel de manos de los filisteos y de sus demás enemigos”».
2Sa 3:19 Abner también habló con los hombres de Benjamín. Después se fue a Hebrón para decirle a David que todo el pueblo de Israel y de Benjamín aceptaban apoyarlo.
2Sa 3:20 Cuando Abner y veinte de sus hombres llegaron a Hebrón, David los recibió con un gran banquete.
2Sa 3:21 Luego Abner propuso a David: «Déjeme que vaya y convoque a todo Israel a una asamblea para que apoye a mi señor, el rey. Los israelitas harán un pacto con usted para hacerlo su rey, y usted gobernará todo lo que desea su corazón». Así que David despidió a Abner en paz.
2Sa 3:22 Pero justo después que David despidió a Abner en paz, Joab y algunas de las tropas de David regresaron de una incursión y traían un gran botín.
2Sa 3:23 Cuando Joab llegó, le dijeron que Abner acababa de visitar al rey y que David lo había enviado en paz.
2Sa 3:24 Entonces Joab fue de prisa a ver al rey y le preguntó: «¿Qué ha hecho usted? ¿Qué pretende al dejar ir a Abner?
2Sa 3:25 ¡Sabe perfectamente bien que vino para espiarlo y averiguar todo lo que está haciendo!».
2Sa 3:26 Con eso Joab dejó a David y envió mensajeros para que alcanzaran a Abner y le pidieran que regresara. Ellos lo encontraron junto al pozo de Sira y lo trajeron de regreso, sin que David supiera nada.
2Sa 3:27 Cuando Abner llegó de nuevo a Hebrón, Joab lo llevó aparte, a las puertas de la ciudad, como si fuera a hablar en privado con él. Pero lo apuñaló en el estómago y lo mató en venganza por la muerte de su hermano Asael.
2Sa 3:28 Cuando David se enteró, declaró: «Juro por el SEÑOR que yo y mi reino somos inocentes para siempre de este crimen cometido contra Abner, hijo de Ner.
2Sa 3:29 Joab y su familia son los culpables. ¡Que la familia de Joab sea maldita! Que nunca falte un hombre de cada generación que padezca de llagas o de lepra,* o que camine con muletas,* o que muera a espada o que mendigue comida».
2Sa 3:30 Joab y su hermano Abisai mataron a Abner, porque éste había matado a su hermano Asael en la batalla de Gabaón.
2Sa 3:31 Entonces David les dijo a Joab y a todos los que estaban con él: «Rásguense la ropa, pónganse tela áspera y hagan duelo por Abner». El rey David en persona caminó detrás del cortejo fúnebre hasta la tumba.
2Sa 3:32 Así que enterraron a Abner en Hebrón, y el rey y todo el pueblo lloraron junto a la tumba.
2Sa 3:33 Luego el rey cantó este cántico fúnebre por Abner: «¿Acaso tenía que morir Abner como mueren los necios?
2Sa 3:34 Tus manos no estaban atadas; tus pies no estaban encadenados. No, fuiste asesinado, víctima de un complot perverso». Entonces todo el pueblo lloró nuevamente por Abner.
2Sa 3:35 David rehusó comer el día del funeral y todos le suplicaban que comiera. Pero David había hecho el siguiente juramento: «Que el SEÑOR me castigue y aun me mate si como algo antes de que se ponga el sol».
2Sa 3:36 Esto agradó mucho a los israelitas. De hecho, todo lo que el rey hacía les agradaba.
2Sa 3:37 Así que todos en Judá y en Israel comprendieron que David no era responsable de la muerte de Abner.
2Sa 3:38 Después, el rey David les dijo a sus oficiales: «¿No se dan cuenta de que hoy un gran comandante ha caído en Israel?
2Sa 3:39 Y aunque soy el rey ungido, estos dos hijos de Sarvia, Joab y Abisai, son demasiado fuertes para que yo los controle. Por eso, que el SEÑOR les dé a estos hombres malignos su paga por sus malas acciones».
2Sa 4:1 Cuando Is-boset,* el hijo de Saúl, se enteró de la muerte de Abner en Hebrón, se acobardó y todo Israel quedó paralizado de miedo.
2Sa 4:2 Ahora bien, había dos hermanos, Baana y Recab, que eran capitanes de los destacamentos de asalto de Is-boset. Eran hijos de Rimón, un miembro de la tribu de Benjamín que vivía en Beerot. La ciudad de Beerot ahora forma parte del territorio de Benjamín
2Sa 4:3 porque los habitantes originarios de Beerot huyeron a Gitaim, donde todavía viven como extranjeros.
2Sa 4:4 (Jonatán, hijo de Saúl, tuvo un hijo llamado Mefiboset,* quien quedó lisiado de niño. Cuando Mefiboset tenía cinco años, llegó la noticia desde Jezreel de que Saúl y Jonatán habían muerto en batalla. Al enterarse la niñera, tomó al niño y huyó; pero, con el apuro, se le cayó y quedó lisiado).
2Sa 4:5 Cierto día, Recab y Baana, los hijos de Rimón de Beerot, fueron a la casa de Is-boset cerca del mediodía mientras él dormía la siesta.
2Sa 4:6 A la portera, quien había estado zarandeando trigo, le dio sueño y se durmió. Así que Recab y Baana pasaron desapercibidos.*
2Sa 4:7 Entraron en la casa y encontraron a Is-boset dormido en su cama. Lo golpearon, lo mataron y le cortaron la cabeza. Luego tomaron la cabeza y huyeron durante la noche a través del valle del Jordán.*
2Sa 4:8 Cuando llegaron a Hebrón le presentaron la cabeza de Is-boset a David y exclamaron: —¡Mire! Aquí está la cabeza de Is-boset, el hijo de su enemigo Saúl, quien intentó matarlo. ¡El SEÑOR le ha dado hoy a mi señor el rey venganza sobre Saúl y toda su familia!
2Sa 4:9 Pero David les dijo a Recab y a Baana: —El SEÑOR, quien me salvó de mis enemigos, es mi testigo.
2Sa 4:10 Una vez alguien me dijo: “Saúl ha muerto”, pensando que me traía buenas noticias. Pero yo lo agarré y lo maté en Siclag. ¡Esa fue la recompensa que le di por sus noticias!
2Sa 4:11 ¿Cuánto más debo recompensar a los hombres malignos que mataron a un hombre inocente en su propia casa y mientras estaba en la cama? ¿No debería hacerlos responsables de su sangre y así liberar al mundo de su presencia?
2Sa 4:12 Entonces David ordenó a sus hombres que los mataran, y así lo hicieron. Les cortaron las manos y los pies, y colgaron sus cuerpos junto al estanque de Hebrón. Luego tomaron la cabeza de Is-boset y la enterraron en la tumba de Abner en Hebrón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario