APOSENTO ALTO

viernes, 12 de mayo de 2017

LECTURA BÍBLICA 12 DE MAYO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    13:1-13

Mar 13:1 Cuando Jesús salía del templo ese día, uno de sus discípulos le dijo: —Maestro, ¡mira estos magníficos edificios! Observa las impresionantes piedras en los muros.
Mar 13:2 Jesús respondió: —Sí, mira estos grandes edificios, pero serán demolidos por completo. ¡No quedará ni una sola piedra sobre otra!
Mar 13:3 Más tarde, Jesús se sentó en el Monte de los Olivos, al otro lado del valle del templo. Pedro, Santiago, Juan y Andrés se le acercaron en privado y le preguntaron:
Mar 13:4 —Dinos, ¿cuándo sucederá todo eso? ¿Qué señal nos indicará que esas cosas están por cumplirse?
Mar 13:5 Jesús contestó: —No dejen que nadie los engañe,
Mar 13:6 porque muchos vendrán en mi nombre y afirmarán: “Yo soy el Mesías”*. Engañarán a muchos.
Mar 13:7 Y ustedes oirán de guerras y de amenazas de guerras, pero no se dejen llevar por el pánico. Es verdad, esas cosas deben suceder, pero el fin no vendrá inmediatamente después.
Mar 13:8 Una nación entrará en guerra con otra, y un reino con otro reino. Habrá terremotos en muchas partes del mundo, y también hambres. Pero eso es sólo el comienzo de los dolores del parto, luego vendrán más.
Mar 13:9 »Cuando esas cosas comiencen a suceder, ¡tengan cuidado! Los entregarán a los tribunales y los golpearán en las sinagogas. Serán sometidos a juicio ante gobernantes y reyes por ser mis seguidores. Pero ésa será una oportunidad para que ustedes les hablen de mí.*
Mar 13:10 Pues la Buena Noticia primero tiene que ser predicada a todas las naciones.*
Mar 13:11 Pero, cuando los arresten y los sometan a juicio, no se preocupen de antemano por lo que van a decir. Sólo hablen lo que Dios les diga en ese momento, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.
Mar 13:12 »Un hermano traicionará a muerte a su hermano, un padre traicionará a su propio hijo, y los hijos se rebelarán contra sus padres y harán que los maten.
Mar 13:13 Y todos los odiarán a ustedes por ser mis seguidores.* Pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.

2 CORINTIOS 11:1-15

2Co 11:1 Espero que toleren un poco más de mis «tonterías». Por favor, ténganme paciencia;
2Co 11:2 pues los celo, con el celo de Dios mismo. Los prometí como una novia pura* a su único esposo: Cristo.
2Co 11:3 Pero temo que, de alguna manera, su pura y completa devoción a Cristo se corrompa, tal como Eva fue engañada por la astucia de la serpiente.
2Co 11:4 Ustedes soportan de buena gana todo lo que cualquiera les dice, aun si les predican a un Jesús diferente del que nosotros predicamos o a un Espíritu diferente del que ustedes recibieron o un evangelio diferente del que creyeron.
2Co 11:5 Pero de ninguna manera me considero inferior a esos «superapóstoles» que enseñan tales cosas.
2Co 11:6 Podré ser un orador inexperto, pero no me falta conocimiento. Eso es algo que les hemos dejado bien claro a ustedes de todas las maneras posibles.
2Co 11:7 ¿Estaba equivocado cuando me humillé y los honré al predicarles la Buena Noticia de Dios sin esperar nada a cambio?
2Co 11:8 Les «robé» a otras iglesias al aceptar sus contribuciones para poder servirlos a ustedes sin ningún costo.
2Co 11:9 Y, cuando estuve con ustedes y no tenía lo suficiente para vivir, no llegué a ser una carga financiera para nadie. Pues los hermanos que llegaron de Macedonia me trajeron todo lo que necesitaba. Nunca he sido una carga para ustedes y jamás lo seré.
2Co 11:10 Tan cierto como que la verdad de Cristo está en mí, nadie en toda Grecia* me impedirá que me jacte de esto.
2Co 11:11 ¿Por qué? ¿Porque no los amo? Dios sabe que sí.
2Co 11:12 Pero seguiré haciendo lo que siempre he hecho. Esto debilitará los argumentos de aquellos que andan buscando la oportunidad para jactarse de que su trabajo es igual al nuestro.
2Co 11:13 Estos individuos son falsos apóstoles. Son obreros engañosos que se disfrazan de apóstoles de Cristo.
2Co 11:14 ¡Pero no me sorprende para nada! Aun Satanás se disfraza de ángel de luz.
2Co 11:15 Así que no es de sorprenderse que los que lo sirven también se disfracen de siervos de la justicia. Al final, recibirán el castigo que sus acciones perversas merecen.


SALMO 106:1-27

Sal 106:1 ¡Alabado sea el SEÑOR! ¡Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno! Su fiel amor perdura para siempre.
Sal 106:2 ¿Quién podrá enumerar los gloriosos milagros del SEÑOR? ¿Quién podrá alabarlo lo suficiente?
Sal 106:3 Hay alegría para los que tratan con justicia a los demás y siempre hacen lo que es correcto.
Sal 106:4 Acuérdate de mí, SEÑOR, cuando le muestres favor a tu pueblo; acércate y rescátame.
Sal 106:5 Déjame tener parte en la prosperidad de tus elegidos. Permite que me alegre por el gozo de tu pueblo; concédeme alabarte con los que son tu herencia.
Sal 106:6 Hemos pecado como nuestros antepasados. ¡Hicimos lo malo y actuamos de manera perversa!
Sal 106:7 Nuestros antepasados en Egipto no quedaron conmovidos ante las obras milagrosas del SEÑOR. Pronto olvidaron sus muchos actos de bondad hacia ellos; en cambio se rebelaron contra él en el mar Rojo.*
Sal 106:8 Aun así, él los salvó: para defender el honor de su nombre y para demostrar su gran poder.
Sal 106:9 Ordenó al mar Rojo* que se secara y condujo a Israel a través del mar como si fuera un desierto.
Sal 106:10 Así los rescató de sus enemigos y los libertó de sus adversarios.
Sal 106:11 Después el agua volvió y cubrió a sus enemigos; ninguno de ellos sobrevivió.
Sal 106:12 Entonces el pueblo creyó las promesas del SEÑOR y le cantó alabanzas.
Sal 106:13 Sin embargo, ¡qué pronto olvidaron lo que él había hecho! ¡No quisieron esperar su consejo!
Sal 106:14 En el desierto dieron rienda suelta a sus deseos, pusieron a prueba la paciencia de Dios en esa tierra árida y baldía.
Sal 106:15 Entonces les dio lo que pedían, pero al mismo tiempo les envió una plaga.
Sal 106:16 La gente del campamento se puso celosa de Moisés y tuvo envidia de Aarón, el santo sacerdote del SEÑOR.
Sal 106:17 Por esa causa la tierra se abrió, se tragó a Datán y enterró a Abiram junto con los otros rebeldes.
Sal 106:18 Sobre sus seguidores cayó fuego; una llama consumió a los perversos.
Sal 106:19 Los israelitas hicieron un becerro en el monte Sinaí;* se inclinaron ante una imagen hecha de oro.
Sal 106:20 Cambiaron a su glorioso Dios por la estatua de un toro que come hierba.
Sal 106:21 Se olvidaron de Dios, su salvador, quien había realizado tantas grandezas en Egipto:
Sal 106:22 obras tan maravillosas en la tierra de Cam, hechos tan asombrosos en el mar Rojo.
Sal 106:23 Por lo tanto, él declaró que los destruiría. Pero Moisés, su escogido, intervino entre el SEÑOR y los israelitas; le suplicó que apartara su ira y que no los destruyera.
Sal 106:24 El pueblo se negó a entrar en la agradable tierra, porque no creían la promesa de que Dios los iba a cuidar.
Sal 106:25 En cambio, rezongaron en sus tiendas y se negaron a obedecer al SEÑOR.
Sal 106:26 Por lo tanto, él juró solemnemente que los mataría en el desierto,
Sal 106:27 que dispersaría a sus descendientes entre las naciones, y los enviaría a tierras distantes.




LECTURA PARA LA NOCHE

1 SAMUEL    26-28

1Sa 26:1 Ahora bien, algunos hombres de Zif fueron a Guibeá para decirle a Saúl: «David está escondido en la colina de Haquila, que tiene vista a Jesimón».
1Sa 26:2 Entonces Saúl escogió a tres mil de los soldados selectos de Israel y salió con ellos a perseguir a David en el desierto de Zif.
1Sa 26:3 Saúl acampó junto al camino que está al lado de la colina de Haquila, cerca de Jesimón, donde David se escondía. Cuando David se enteró de que Saúl había venido al desierto a perseguirlo,
1Sa 26:4 envió espías para verificar la noticia de su llegada.
1Sa 26:5 Cierta noche, David pasó desapercibido al campamento de Saúl para echar un vistazo. Saúl y Abner, hijo de Ner, el comandante del ejército, dormían dentro del círculo formado por sus guerreros, todos bien dormidos.
1Sa 26:6 —¿Quién se ofrece a ir conmigo al campamento? —preguntó David a Ahimelec el hitita y a Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab. —Yo voy contigo —contestó Abisai.
1Sa 26:7 Entonces David y Abisai fueron directo al campamento de Saúl y lo encontraron dormido, con su lanza clavada en tierra junto a su cabeza. Abner y los soldados estaban dormidos alrededor de él.
1Sa 26:8 —¡Esta vez, sin duda alguna, Dios te ha entregado a tu enemigo! —le susurró Abisai a David—. Déjame que lo clave en la tierra con un solo golpe de mi lanza; ¡no hará falta darle dos!
1Sa 26:9 —¡No! —dijo David—, no lo mates. Pues ¿quién quedará inocente después de atacar al ungido del SEÑOR?
1Sa 26:10 Seguro que el SEÑOR herirá a Saúl algún día, o morirá de viejo o en batalla.
1Sa 26:11 ¡El SEÑOR me libre de que mate al que él ha ungido! Pero toma su lanza y la jarra de agua que están junto a su cabeza y ¡luego vámonos de aquí!
1Sa 26:12 Entonces David mismo tomó la lanza y la jarra de agua que estaban cerca de la cabeza de Saúl. Luego él y Abisai escaparon sin que nadie los viera ni despertara, porque el SEÑOR hizo que los hombres de Saúl cayeran en un sueño profundo.
1Sa 26:13 David subió la colina del lado opuesto del campamento hasta que estuvo a una distancia segura.
1Sa 26:14 Luego les gritó a los soldados y a Abner hijo de Ner: —¡Despiértate, Abner! —¿Quién es? —preguntó Abner.
1Sa 26:15 —Bueno, Abner, eres un gran hombre, ¿verdad? —se burló David—. En todo Israel, ¿dónde hay uno que sea tan poderoso como tú? Entonces, ¿por qué no protegiste a tu amo, el rey, cuando alguien entró a matarlo?
1Sa 26:16 ¡Eso no está nada bien! Juro por el SEÑOR que tú y tus hombres merecen morir, ¡porque no protegiste a tu amo, el ungido del SEÑOR! ¡Mira a tu alrededor! ¿Dónde están la lanza del rey y la jarra de agua que estaban junto a su cabeza?
1Sa 26:17 Saúl reconoció la voz de David y gritó: —¿Eres tú, David, hijo mío? Y David contestó: —Sí, mi señor el rey.
1Sa 26:18 ¿Por qué me persigue? ¿Qué hice? ¿Qué delito cometí?
1Sa 26:19 Pero ahora que mi señor el rey escuche a su siervo. Si el SEÑOR lo ha incitado en mi contra, entonces que él acepte mi ofrenda. Pero si esto es sólo un plan humano, entonces que los que estén involucrados sean malditos por el SEÑOR. Pues me han expulsado de mi hogar, y ya no puedo vivir entre el pueblo del SEÑOR y han dicho: “Ve, rinde culto a dioses paganos”.
1Sa 26:20 ¿Debo morir en tierra extranjera, lejos de la presencia del SEÑOR? ¿Por qué el rey de Israel ha salido a buscar a una sola pulga? ¿Por qué me persigue como a una perdiz en las montañas?
1Sa 26:21 Entonces Saúl confesó: —He pecado. Hijo mío, vuelve a casa, y ya no trataré de hacerte daño, porque hoy has valorado mi vida. He sido un tonto, y he estado muy, pero muy equivocado.
1Sa 26:22 —Aquí está su lanza, oh rey —dijo David—. Permita que uno de sus jóvenes venga por ella.
1Sa 26:23 El SEÑOR da su propia recompensa por hacer el bien y por ser leal, y yo rehusé matarlo, aun cuando el SEÑOR lo puso en mi poder, porque usted es el ungido del SEÑOR.
1Sa 26:24 Ahora que el SEÑOR valore mi vida, así como hoy yo he valorado la suya. Que él me rescate de todas mis dificultades.
1Sa 26:25 Y Saúl le dijo a David: —Bendiciones sobre tu vida, David, hijo mío. Harás muchas acciones heroicas y seguramente te irá bien en todo lo que hagas. Luego David se fue, y Saúl regresó a su casa.
1Sa 27:1 Pero David seguía pensando: «Algún día Saúl me va a atrapar. Lo mejor que puedo hacer es escapar y vivir entre los filisteos. Entonces Saúl dejará de buscarme en el territorio israelita, y por fin estaré a salvo».
1Sa 27:2 Así que David tomó a sus seiscientos hombres y fue y se unió a Aquis, hijo de Maoc, rey de Gat.
1Sa 27:3 David y sus hombres, junto con sus familias, se establecieron allí con Aquis en Gat. David llevó consigo a sus dos esposas: Ahinoam de Jezreel y Abigail, la viuda de Nabal de Carmelo.
1Sa 27:4 Pronto le llegó a Saúl la noticia de que David había huido a Gat, así que dejó de perseguirlo.
1Sa 27:5 Cierto día, David le dijo a Aquis: «Si te parece bien, preferimos vivir en una de las ciudades que están en el campo en lugar de vivir aquí en la ciudad real».
1Sa 27:6 Entonces Aquis le dio la ciudad de Siclag (que hasta el día de hoy pertenece a los reyes de Judá),
1Sa 27:7 y vivieron allí entre los filisteos un año y cuatro meses.
1Sa 27:8 David y sus hombres pasaban su tiempo asaltando a los gesureos, a los gerzitas y a los amalecitas, pueblos que desde los tiempos antiguos vivían cerca de Shur, hacia la tierra de Egipto.
1Sa 27:9 David no dejaba ni a una sola persona con vida en los pueblos que atacaba. Tomaba las ovejas, las cabras, el ganado, los burros, los camellos y la ropa, antes de volver a casa para ver al rey Aquis.
1Sa 27:10 —¿Dónde atacaste hoy? —le preguntaba Aquis. Y David respondía: —Atacamos al sur de Judá, a los jerameelitas y a los ceneos.
1Sa 27:11 Nadie quedaba con vida que pudiera ir a Gat y contar dónde él había estado de verdad. Esto sucedía una y otra vez mientras vivía entre los filisteos.
1Sa 27:12 Aquis le creía a David y pensaba: «A estas alturas el pueblo de Israel lo debe odiar amargamente. ¡Ahora tendrá que quedarse aquí y servirme para siempre!».
1Sa 28:1 Por ese tiempo, los filisteos reunieron sus ejércitos para ir a la guerra contra Israel. El rey Aquis le dijo a David: —Se espera que tú y tus hombres salgan conmigo a la batalla.
1Sa 28:2 —¡Muy bien! —acordó David—. Ahora comprobarás tú mismo lo que podemos hacer. Después Aquis le dijo a David: —Te haré mi guardaespaldas personal de por vida.
1Sa 28:3 Durante ese tiempo, Samuel había muerto y todo Israel había hecho duelo por él. Fue enterrado en Ramá, su ciudad natal. Saúl había expulsado del territorio de Israel a todos los médiums y a todos los que consultaban los espíritus de los muertos.
1Sa 28:4 Los filisteos montaron su campamento en Sunem, y Saúl reunió a todo el ejército de Israel y acampó en Gilboa.
1Sa 28:5 Cuando Saúl vio al inmenso ejército filisteo, tuvo miedo y se aterrorizó.
1Sa 28:6 Entonces le preguntó al SEÑOR qué debía hacer, pero el SEÑOR rehusó contestarle ya fuera por sueños o por sorteo sagrado* o por medio de los profetas.
1Sa 28:7 Así que Saúl les dijo a sus consejeros: —Busquen a una mujer que sea médium, para ir y preguntarle qué hacer. Sus consejeros le respondieron: —Hay una médium en Endor.
1Sa 28:8 Entonces Saúl se disfrazó con ropa común en lugar de ponerse las vestiduras reales y fue a la casa de la mujer por la noche, acompañado de dos de sus hombres. —Tengo que hablar con un hombre que ha muerto —le dijo—. ¿Puedes invocar a su espíritu para mí?
1Sa 28:9 —¿Está tratando de que me maten? —preguntó la mujer—. Usted sabe que Saúl ha expulsado a todos los médiums y a todos los que consultan los espíritus de los muertos. ¿Por qué me tiende una trampa?
1Sa 28:10 Pero Saúl le hizo un juramento en el nombre del SEÑOR y le prometió: —Tan cierto como que el SEÑOR vive, nada malo te pasará por hacerlo.
1Sa 28:11 Finalmente, la mujer dijo: —Bien, ¿el espíritu de quién quiere que invoque? —Llama a Samuel —respondió Saúl.
1Sa 28:12 Cuando la mujer vio a Samuel, gritó: —¡Me engañó! ¡Usted es Saúl!
1Sa 28:13 —No tengas miedo —le dijo el rey—. ¿Qué es lo que ves? —Veo a un dios* subiendo de la tierra —dijo ella.
1Sa 28:14 —¿Qué aspecto tiene? —preguntó Saúl. —Es un hombre anciano envuelto en un manto —le contestó ella. Saúl se dio cuenta de que era Samuel, y se postró en el suelo delante de él.
1Sa 28:15 —¿Por qué me molestas, llamándome a regresar? —le preguntó Samuel a Saúl. —Porque estoy en graves dificultades —contestó Saúl—. Los filisteos están en guerra conmigo y Dios me ha dejado y no me responde ni por medio de profetas ni por sueños, entonces te llamé para que me digas qué hacer.
1Sa 28:16 Pero Samuel respondió: —¿Por qué me preguntas a mí, si el SEÑOR te abandonó y se ha vuelto tu enemigo?
1Sa 28:17 El SEÑOR ha hecho exactamente lo que dijo que haría. Te ha arrancado el reino y se lo dio a tu rival, David.
1Sa 28:18 Hoy el SEÑOR te ha hecho esto porque rehusaste llevar a cabo su ira feroz contra los amalecitas.
1Sa 28:19 Además, el SEÑOR te entregará a ti y al ejército de Israel en manos de los filisteos, y mañana tú y tus hijos estarán aquí conmigo. El SEÑOR derribará al ejército de Israel y caerá derrotado.
1Sa 28:20 Entonces Saúl cayó al suelo cuan largo era, paralizado por el miedo a causa de las palabras de Samuel. También estaba desfallecido de hambre, porque no había comido nada en todo el día ni en toda la noche.
1Sa 28:21 Cuando la mujer lo vio tan deshecho, le dijo: —Señor, obedecí sus órdenes a riesgo de mi vida.
1Sa 28:22 Ahora haga lo que digo, y déjeme que le dé algo de comer para que pueda recuperar sus fuerzas para el viaje de regreso.
1Sa 28:23 Pero Saúl se negó a comer. Entonces sus consejeros también le insistieron que comiera. Así que finalmente cedió, se levantó del suelo y tomó asiento.
1Sa 28:24 La mujer había estado engordando un becerro, así que fue con rapidez y lo mató. Tomó un poco de harina, la amasó y horneó pan sin levadura.
1Sa 28:25 Entonces les llevó la comida a Saúl y a sus consejeros, y comieron. Después salieron en la oscuridad de la noche.

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