APOSENTO ALTO

jueves, 11 de mayo de 2017

LECTURA BÍBLICA 11 DE MAYO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    12:35-44

Mar 12:35 Tiempo después, Jesús estaba enseñando al pueblo en el templo y preguntó: «¿Por qué afirman los maestros de la ley religiosa que el Mesías es hijo de David?
Mar 12:36 Pues el propio David, mientras hablaba bajo la inspiración del Espíritu Santo, dijo: “El SEÑOR le dijo a mi Señor: ‘Siéntate en el lugar de honor a mi derecha, hasta que humille a tus enemigos y los ponga por debajo de tus pies’ ”*.
Mar 12:37 Ya que David mismo llamó al Mesías “mi Señor”, ¿cómo es posible que el Mesías sea su hijo?». La gran multitud se deleitaba al escucharlo.
Mar 12:38 Jesús también enseñó: «¡Cuídense de los maestros de la ley religiosa! Pues les gusta pavonearse en túnicas largas y sueltas y recibir saludos respetuosos cuando caminan por las plazas.
Mar 12:39 ¡Y cómo les encanta ocupar los asientos de honor en las sinagogas y sentarse a la mesa principal en los banquetes!
Mar 12:40 Sin embargo, estafan descaradamente a las viudas para apoderarse de sus propiedades y luego pretenden ser piadosos haciendo largas oraciones en público. Por eso serán castigados con más severidad».
Mar 12:41 Jesús se sentó cerca de la caja de las ofrendas del templo y observó mientras la gente depositaba su dinero. Muchos ricos echaban grandes cantidades.
Mar 12:42 Entonces llegó una viuda pobre y echó dos monedas pequeñas.*
Mar 12:43 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Les digo la verdad, esta viuda pobre ha dado más que todos los demás que ofrendan.
Mar 12:44 Pues ellos dieron una mínima parte de lo que les sobraba, pero ella, con lo pobre que es, dio todo lo que tenía para vivir».

2 CORINTIOS 10

2Co 10:1 Ahora yo, Pablo, les ruego con la ternura y bondad de Cristo, aunque me doy cuenta de que piensan que soy tímido en persona y valiente sólo cuando escribo desde lejos.
2Co 10:2 Pues bien, les suplico ahora, para que cuando vaya, no tenga que ser atrevido con los que piensan que actuamos con intenciones humanas.
2Co 10:3 Somos humanos, pero no luchamos como lo hacen los humanos.
2Co 10:4 *Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos.
2Co 10:5 Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las personas a obedecer a Cristo.
2Co 10:6 Y, una vez que ustedes lleguen a ser totalmente obedientes, castigaremos a todo el que siga en desobediencia.
2Co 10:7 Fíjense en los hechos evidentes.* Los que afirman que pertenecen a Cristo deben reconocer que nosotros pertenecemos a Cristo tanto como ellos.
2Co 10:8 Pareciera que estoy jactándome demasiado de la autoridad que nos dio el Señor. Pero nuestra autoridad los edifica a ustedes, no los destruye. Así que no me avergonzaré de usar mi autoridad.
2Co 10:9 No es mi intención asustarlos con mis cartas.
2Co 10:10 Pues algunos dicen: «Las cartas de Pablo son exigentes y fuertes, ¡pero él en persona es débil y sus discursos no valen nada!».
2Co 10:11 Esas personas deberían darse cuenta de que nuestras acciones, cuando lleguemos en persona, serán tan enérgicas como lo que decimos en nuestras cartas, que llegan desde lejos.
2Co 10:12 Ah, no se preocupen; no nos atreveríamos a decir que somos tan maravillosos como esos hombres, ¡que les dicen qué importantes son ellos! Pero sólo se comparan el uno con el otro, empleándose a sí mismos como estándar de medición. ¡Qué ignorantes!
2Co 10:13 Nosotros no nos jactaremos de cosas hechas fuera de nuestro campo de autoridad. Nos jactaremos sólo de lo que haya sucedido dentro de los límites del trabajo que Dios nos ha dado, los cuales incluyen nuestro trabajo con ustedes.
2Co 10:14 No traspasamos esos límites cuando afirmamos tener autoridad sobre ustedes, como si nunca hubiéramos ido a visitarlos. Pues fuimos los primeros en viajar hasta Corinto con la Buena Noticia de Cristo.
2Co 10:15 Tampoco nos jactamos ni nos atribuimos el mérito por el trabajo que otro haya hecho. En cambio, esperamos que la fe de ustedes crezca, a fin de que se extiendan los límites de nuestro trabajo entre ustedes.
2Co 10:16 Entonces podremos ir a predicar la Buena Noticia en otros lugares más allá de ustedes, donde ningún otro esté trabajando. Así nadie pensará que nos jactamos de trabajar en el territorio de otro.
2Co 10:17 Como dicen las Escrituras: «Si quieres jactarte, jáctate sólo del SEÑOR»*.
2Co 10:18 Cuando la gente se alaba a sí misma, ese elogio no sirve de mucho. Lo importante es que los elogios provengan del Señor.

SALMO 105

Sal 105:1 Den gracias al SEÑOR y proclamen su grandeza; que todo el mundo sepa lo que él ha hecho.
Sal 105:2 Canten a él; sí, cántenle alabanzas; cuéntenle a todo el mundo acerca de sus obras maravillosas.
Sal 105:3 Regocíjense por su santo nombre; alégrense, ustedes, los que adoran al SEÑOR.
Sal 105:4 Busquen al SEÑOR y a su fuerza, búsquenlo continuamente.
Sal 105:5 Recuerden las maravillas y los milagros que ha realizado, y los decretos que ha dictado,
Sal 105:6 ustedes, hijos de su siervo Abraham, descendientes de Jacob, los elegidos de Dios.
Sal 105:7 Él es el SEÑOR nuestro Dios; su justicia se ve por toda la tierra.
Sal 105:8 Siempre se atiene a su pacto, al compromiso que adquirió con mil generaciones.
Sal 105:9 Es el pacto que hizo con Abraham y el juramento que le hizo a Isaac.
Sal 105:10 Se lo confirmó a Jacob como un decreto y al pueblo de Israel como un pacto eterno:
Sal 105:11 «Te daré la tierra de Canaán como tu preciada posesión».
Sal 105:12 Eso lo dijo cuando eran unos pocos, un pequeño grupo de extranjeros en Canaán.
Sal 105:13 Anduvieron de nación en nación, de un reino a otro.
Sal 105:14 Sin embargo, él no permitió que nadie los oprimiera. A favor de ellos, les advirtió a los reyes:
Sal 105:15 «No toquen a mi pueblo elegido ni hagan daño a mis profetas».
Sal 105:16 Mandó hambre a la tierra de Canaán, y cortó la provisión de alimentos.
Sal 105:17 Luego envió a un hombre a Egipto delante de ellos: a José, quien fue vendido como esclavo.
Sal 105:18 Le lastimaron los pies con grilletes y en el cuello le pusieron un collar de hierro.
Sal 105:19 Hasta que llegó el momento de cumplir sus sueños,* el SEÑOR puso a prueba el carácter de José.
Sal 105:20 Entonces el faraón mandó a buscarlo y lo puso en libertad; el gobernante de la nación le abrió la puerta de la cárcel.
Sal 105:21 José quedó a cargo de toda la casa del rey; llegó a ser el administrador de todas sus posesiones.
Sal 105:22 Con total libertad instruía a los asistentes del rey y enseñaba a los consejeros del rey.
Sal 105:23 Luego Israel llegó a Egipto; Jacob vivió como extranjero en la tierra de Cam.
Sal 105:24 Y el SEÑOR multiplicó a los israelitas hasta que llegaron a ser más poderosos que sus enemigos.
Sal 105:25 Después puso a los egipcios en contra del pueblo de Israel, y ellos conspiraron contra los siervos del SEÑOR.
Sal 105:26 Pero el SEÑOR envió a su siervo Moisés junto con Aarón, a quien había escogido.
Sal 105:27 Ellos realizaron señales asombrosas entre los egipcios, y maravillas en la tierra de Cam.
Sal 105:28 El SEÑOR cubrió a Egipto con oscuridad, porque los egipcios desobedecieron las órdenes de dejar ir a su pueblo.
Sal 105:29 Convirtió sus aguas en sangre y envenenó a todos los peces.
Sal 105:30 Luego ranas infestaron la tierra y hasta invadieron las habitaciones del rey.
Sal 105:31 Cuando el SEÑOR habló, enjambres de moscas descendieron sobre los egipcios, y hubo una nube de mosquitos por todo Egipto.
Sal 105:32 Les envió granizo en lugar de lluvia, y destellaron relámpagos sobre la tierra.
Sal 105:33 Arruinó sus vides y sus higueras y destrozó todos los árboles.
Sal 105:34 Habló y vinieron oleadas de langostas, langostas jóvenes en cantidades innumerables.
Sal 105:35 Se comieron todo lo verde que había en la tierra y destruyeron todos los cultivos de los campos.
Sal 105:36 Después mató al hijo mayor de cada hogar egipcio, el orgullo y la alegría de cada familia.
Sal 105:37 El SEÑOR sacó a su pueblo de Egipto, cargado de oro y plata; y ni una persona de las tribus de Israel siquiera tropezó.
Sal 105:38 Egipto se alegró cuando se fueron, porque les tenía mucho miedo.
Sal 105:39 El SEÑOR desplegó una nube sobre ellos para que los cubriera y les dio un gran fuego para que iluminara la oscuridad.
Sal 105:40 Ellos le pidieron carne, y él les envió codornices; les sació el hambre con maná, pan del cielo.
Sal 105:41 Partió una roca, y brotó agua a chorros que formó un río a través de la tierra árida y baldía.
Sal 105:42 Pues recordó la promesa sagrada que le había hecho a su siervo Abraham.
Sal 105:43 Así que sacó a su pueblo de Egipto con alegría, a sus escogidos, con gozo.
Sal 105:44 Les dio las tierras de las naciones paganas, y cosecharon cultivos que otros habían sembrado.
Sal 105:45 Todo eso sucedió para que siguieran los decretos del SEÑOR y obedecieran sus enseñanzas. ¡Alabado sea el SEÑOR!



LECTURA PARA LA NOCHE

1 SAMUEL    24-25

1Sa 24:1 * Después de que Saúl regresó de pelear contra los filisteos, se le informó que David se había ido al desierto de En-gadi.
1Sa 24:2 Entonces Saúl escogió a tres mil soldados selectos de todo Israel y fue en busca de David y de sus hombres cerca de los peñascos de las cabras salvajes.
1Sa 24:3 En el lugar donde el camino pasaba por algunos rediles, Saúl entró en una cueva para hacer sus necesidades. ¡Pero resultó que David y sus hombres estaban escondidos más adentro de esa misma cueva!
1Sa 24:4 «¡Ahora es tu oportunidad! —los hombres le susurraron a David—. Hoy el SEÑOR te dice: “Te aseguro que pondré a tu enemigo en tu poder, para que hagas con él lo que desees”». Entonces David se le acercó sigilosamente y cortó un pedazo del borde del manto de Saúl.
1Sa 24:5 Pero comenzó a remorderle la conciencia por haber cortado el manto de Saúl.
1Sa 24:6 «El SEÑOR sabe que no debería haberle hecho esto a mi señor y rey —dijo a sus hombres—. Que el SEÑOR me libre de hacerle tal cosa a mi señor el rey y atacar al ungido del SEÑOR, porque el SEÑOR mismo lo ha elegido».
1Sa 24:7 Entonces David contuvo a sus hombres y no les permitió que mataran a Saúl. Después de que Saúl saliera de la cueva para seguir su camino,
1Sa 24:8 David salió y le gritó: —¡Mi señor el rey! Cuando Saúl miró hacia atrás, David se inclinó hasta el suelo delante de él
1Sa 24:9 y le gritó a Saúl: —¿Por qué le hace caso a la gente que dice que quiero hacerle daño?
1Sa 24:10 Este mismo día puede ver con sus propios ojos que no es verdad. Pues el SEÑOR lo puso a mi merced allí en la cueva, y algunos de mis hombres me dijeron que lo matara, pero yo le perdoné la vida. Pues dije: “Nunca le haré daño al rey; él es el ungido del SEÑOR”.
1Sa 24:11 Mire, padre mío, lo que tengo en mi mano. ¡Es un pedazo del borde de su manto! Yo lo corté, pero no lo maté. Esto prueba que no intento hacerle daño y que no he pecado contra usted, aun cuando usted me ha estado persiguiendo para matarme.
1Sa 24:12 »Que el SEÑOR juzgue entre nosotros. Tal vez el SEÑOR lo castigue por lo que intenta hacer, pero yo nunca le haré daño.
1Sa 24:13 Como dice el antiguo proverbio: “De la gente malvada, provienen las malas acciones”. Así que puede estar seguro de que nunca le haré daño.
1Sa 24:14 De todas formas, ¿a quién trata de atrapar el rey de Israel? ¿Debería pasar tiempo persiguiendo a alguien que no vale más que un perro muerto o una sola pulga?
1Sa 24:15 Por lo tanto, que el SEÑOR juzgue quién de nosotros tiene la razón y que castigue al culpable. ¡Él es mi defensor y me rescatará de su poder!
1Sa 24:16 Cuando David terminó de hablar, Saúl le respondió: —¿Realmente eres tú, David, hijo mío? Enseguida comenzó a llorar
1Sa 24:17 y le dijo a David: —Eres mejor persona que yo, porque has devuelto bien por mal.
1Sa 24:18 Es cierto, has sido increíblemente bondadoso conmigo hoy, porque cuando el SEÑOR me puso en un lugar donde pudiste haberme matado, no lo hiciste.
1Sa 24:19 ¿Quién otro dejaría ir a su enemigo cuando lo tiene en su poder? Que el SEÑOR te recompense bien por la bondad que hoy me has demostrado.
1Sa 24:20 Ahora me doy cuenta de que ciertamente tú serás el rey, y de que el reino de Israel prosperará bajo tu gobierno.
1Sa 24:21 Júrame, entonces, por el SEÑOR, que cuando esto suceda, ¡no matarás a mi familia ni destruirás a mis descendientes!
1Sa 24:22 Entonces David le prometió esto a Saúl con un juramento. Después Saúl volvió a su casa, pero David y sus hombres regresaron a su fortaleza.
1Sa 25:1 Murió Samuel, y todo Israel se reunió para su funeral. Lo enterraron en su casa en Ramá. Luego David bajó al desierto de Maón.*
1Sa 25:2 Había un hombre rico de Maón que tenía propiedades cerca de la ciudad de Carmelo. Tenía tres mil ovejas y mil cabras, y era el tiempo de la esquila.
1Sa 25:3 Este hombre se llamaba Nabal, y su esposa, Abigail, era una mujer sensata y hermosa. Pero Nabal, descendiente de Caleb, era grosero y mezquino en todos sus asuntos.
1Sa 25:4 Cuando David se enteró de que Nabal esquilaba sus ovejas,
1Sa 25:5 envió a diez de sus hombres jóvenes a Carmelo con el siguiente mensaje para Nabal:
1Sa 25:6 «¡Paz y prosperidad para ti, para tu familia y para todo lo que posees!
1Sa 25:7 Me dicen que es el tiempo de la esquila. Mientras tus pastores estuvieron entre nosotros cerca de Carmelo, nunca les hicimos daño y nunca se les robó nada.
1Sa 25:8 Pregunta a tus propios hombres, y te dirán que es cierto. Así que, ¿podrías ser bondadoso con nosotros, ya que hemos venido en tiempo de celebración? Por favor, comparte con nosotros y con tu amigo David las provisiones que tengas a la mano».
1Sa 25:9 Los hombres le dieron este mensaje a Nabal en nombre de David y esperaron la respuesta.
1Sa 25:10 «¿Quién es ese tipo David? —les dijo Nabal con desdén—. ¿Quién se cree que es este hijo de Isaí? En estos días hay muchos siervos que se escapan de sus amos.
1Sa 25:11 ¿Debo tomar mi pan, mi agua y la carne que maté para mis esquiladores y dárselos a un grupo de bandidos que viene de quién sabe dónde?».
1Sa 25:12 De modo que los hombres de David regresaron y le dijeron lo que Nabal había dicho.
1Sa 25:13 «¡Tomen sus espadas!», respondió David mientras se ceñía la suya. Enseguida David salió con cuatrocientos hombres, mientras doscientos se quedaron cuidando las pertenencias.
1Sa 25:14 Entre tanto, uno de los siervos de Nabal fue a decirle a Abigail: «David envió mensajeros desde el desierto para saludar a nuestro amo, pero él les respondió con insultos.
1Sa 25:15 Estos hombres nos trataron muy bien y nunca sufrimos ningún daño de parte de ellos. Nada nos fue robado durante todo el tiempo que estuvimos con ellos.
1Sa 25:16 De hecho, día y noche fueron como un muro de protección para nosotros y nuestras ovejas.
1Sa 25:17 Es necesario que usted lo sepa y decida qué hacer, porque habrá problemas para nuestro amo y toda la familia. ¡Nabal tiene tan mal genio que no hay nadie que pueda hablarle!
1Sa 25:18 Sin perder tiempo, Abigail juntó doscientos panes, dos cueros llenos de vino, cinco ovejas matadas y preparadas, un recipiente con casi cuarenta kilos* de trigo tostado, cien racimos de pasas y doscientos pasteles de higo. Lo cargó todo en burros
1Sa 25:19 y les dijo a sus siervos: «Vayan adelante y dentro de poco los seguiré». Pero no le dijo a su esposo Nabal lo que estaba haciendo.
1Sa 25:20 Así que montada en un burro, Abigail entraba a una barranca de la montaña cuando vio a David y a sus hombres acercándose a ella.
1Sa 25:21 En ese momento, David decía: «¡De nada sirvió ayudar a este tipo! Protegimos sus rebaños en el desierto y ninguna de sus posesiones se perdió o fue robada. Pero él me devolvió mal por bien.
1Sa 25:22 ¡Que Dios me castigue y me mate* si tan sólo un hombre de su casa queda con vida mañana por la mañana!».
1Sa 25:23 Cuando Abigail vio a David, enseguida bajó de su burro y se inclinó ante él hasta el suelo.
1Sa 25:24 Cayó a sus pies y le dijo: —Toda la culpa es mía en este asunto, mi señor. Por favor, escuche lo que tengo que decir.
1Sa 25:25 Sé que Nabal es un hombre perverso y de mal genio; por favor, no le haga caso. Es un necio, como significa su nombre.* Pero yo ni siquiera vi a los hombres que usted envió.
1Sa 25:26 »Ahora, mi señor, tan cierto como que el SEÑOR vive y que usted vive, ya que el SEÑOR impidió que usted matara y tomara venganza por su propia mano, que todos sus enemigos y los que intenten hacerle daño sean tan malditos como lo es Nabal.
1Sa 25:27 Aquí tengo un regalo que yo, su sierva, le he traído a usted y a sus hombres.
1Sa 25:28 Le ruego que me perdone si lo he ofendido en alguna manera. El SEÑOR seguramente lo recompensará con una dinastía duradera, porque pelea las batallas del SEÑOR y no ha hecho mal en toda su vida.
1Sa 25:29 »Aun cuando lo persigan aquellos que buscan su muerte, su vida estará a salvo al cuidado del SEÑOR su Dios, ¡segura en su bolsa de tesoros! ¡Pero la vida de sus enemigos desaparecerá como piedras lanzadas por una honda!
1Sa 25:30 Cuando el SEÑOR haya hecho todo lo que prometió y lo haya hecho líder de Israel,
1Sa 25:31 que ésta no sea una sombra en su historial. Entonces su conciencia no tendrá que llevar la pesada carga de derramamiento de sangre y venganza innecesarios. Y cuando el SEÑOR haya hecho estas grandes cosas para usted, por favor, ¡acuérdese de mí, su sierva!
1Sa 25:32 David le respondió a Abigail: —¡Alabado sea el SEÑOR, Dios de Israel, quien hoy te ha enviado a mi encuentro!
1Sa 25:33 ¡Gracias a Dios por tu buen juicio! Bendita seas, pues me has impedido matar y llevar a cabo mi venganza con mis propias manos.
1Sa 25:34 Juro por el SEÑOR, Dios de Israel, quien me ha librado de hacerte daño, que si no te hubieras apresurado a venir a mi encuentro, mañana por la mañana ninguno de los hombres de Nabal habría quedado con vida.
1Sa 25:35 Entonces David aceptó su regalo y le dijo: —Vuelve a tu casa en paz. Escuché lo que dijiste y no mataremos a tu esposo.
1Sa 25:36 Cuando Abigail llegó a su casa, encontró a Nabal dando una gran fiesta digna de un rey. Estaba muy borracho, así que no le dijo nada sobre su encuentro con David hasta el amanecer del día siguiente.
1Sa 25:37 Por la mañana, cuando Nabal estaba sobrio, su esposa le contó lo que había sucedido. Como consecuencia tuvo un derrame cerebral* y quedó paralizado en su cama como una piedra.
1Sa 25:38 Unos diez días más tarde, el SEÑOR lo hirió y murió.
1Sa 25:39 Cuando David oyó que Nabal había muerto, dijo: «Alabado sea el SEÑOR, que vengó el insulto que recibí de Nabal y me impidió que tomara venganza por mí mismo. Nabal recibió el castigo por su pecado». Después David envió mensajeros a Abigail pidiéndole que fuera su esposa.
1Sa 25:40 Cuando los mensajeros llegaron a Carmelo, le dijeron a Abigail: —David nos ha enviado para que la llevemos a fin de que se case con él.
1Sa 25:41 Entonces ella se inclinó al suelo y respondió: —Yo, su sierva, estaría encantada de casarme con David. ¡Aun estaría dispuesta a ser una esclava y lavar los pies de sus siervos!
1Sa 25:42 Así que enseguida se preparó, llevó a cinco de sus siervas como asistentes, se montó en su burro, y fue con los mensajeros de David. Y se convirtió en su esposa.
1Sa 25:43 David también se casó con Ahinoam de Jezreel, así que las dos fueron sus esposas.
1Sa 25:44 Mientras tanto, Saúl había dado a su hija Mical, esposa de David, a un hombre de Galim llamado Palti, hijo de Lais.

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