APOSENTO ALTO

martes, 1 de mayo de 2018

LECTURA BÍBLICA 1 DE MAYO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    9:33-50

Mar 9:33 Después de llegar a Capernaúm e instalarse en una casa, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué venían conversando en el camino?».
Mar 9:34 Pero ellos no le contestaron porque venían discutiendo sobre quién de ellos era el más importante.
Mar 9:35 Jesús se sentó y llamó a los doce discípulos y dijo: «Quien quiera ser el primero, debe tomar el último lugar y ser el sirviente de todos los demás».
Mar 9:36 Entonces puso a un niño pequeño en medio de ellos. Y, tomándolo en sus brazos, les dijo:
Mar 9:37 «Todo el que recibe de mi parte* a un niño pequeño como éste me recibe a mí, y todo el que me recibe, no sólo me recibe a mí, sino también a mi Padre, quien me envió».
Mar 9:38 Juan le dijo a Jesús: —Maestro, vimos a alguien usar tu nombre para expulsar demonios, pero le dijimos que no lo hiciera, porque no pertenece a nuestro grupo.
Mar 9:39 —¡No lo detengan! —dijo Jesús —. Nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí.
Mar 9:40 Todo el que no está en contra de nosotros está a nuestro favor.
Mar 9:41 Si alguien les da a ustedes incluso un vaso de agua porque pertenecen al Mesías, les digo la verdad, esa persona ciertamente será recompensada.
Mar 9:42 »Pero, si tú haces que uno de estos pequeños que confían en mí caiga en pecado, sería mejor que te arrojaran al mar con una gran piedra de molino atada al cuello.
Mar 9:43 Si tu mano te hace pecar, córtatela. Es preferible entrar en la vida eterna con una sola mano que en el fuego inextinguible del infierno* con las dos manos.*
Mar 9:44 -.-
Mar 9:45 Si tu pie te hace pecar, córtatelo. Es preferible entrar en la vida eterna con un solo pie que ser arrojado al infierno con los dos pies.*
Mar 9:46 -.-
Mar 9:47 Y, si tu ojo te hace pecar, sácatelo. Es preferible entrar en el reino de Dios con un solo ojo que tener los dos ojos y ser arrojado al infierno,
Mar 9:48 “donde los gusanos nunca mueren y el fuego nunca se apaga”*.
Mar 9:49 »Pues cada uno será probado con fuego.*
Mar 9:50 La sal es buena para condimentar. Pero, si pierde su sabor, ¿cómo la harán salada de nuevo? Entre ustedes deben tener las cualidades de la sal y vivir en paz unos con otros.




2 CORINTIOS 1:1-11

2Co 1:1 Yo, Pablo, elegido por la voluntad de Dios para ser un apóstol de Cristo Jesús, escribo esta carta junto con nuestro hermano Timoteo. Va dirigida a la iglesia de Dios en Corinto y a todo su pueblo santo que está en toda Grecia.*
2Co 1:2 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les den gracia y paz.
2Co 1:3 Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Dios es nuestro Padre misericordioso y la fuente de todo consuelo.
2Co 1:4 Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros.
2Co 1:5 Pues, cuanto más sufrimos por Cristo, tanto más Dios nos colmará de su consuelo por medio de Cristo.
2Co 1:6 Aun cuando estamos abrumados por dificultades, ¡es para el consuelo y la salvación de ustedes! Pues, cuando nosotros somos consolados, ciertamente los consolaremos a ustedes. Entonces pueden soportar con paciencia los mismos sufrimientos que nosotros.
2Co 1:7 Tenemos la plena confianza de que, al participar ustedes de nuestros sufrimientos, también tendrán parte del consuelo que Dios nos da.
2Co 1:8 Amados hermanos, pensamos que tienen que estar al tanto de las dificultades que hemos atravesado en la provincia de Asia. Fuimos oprimidos y agobiados más allá de nuestra capacidad de aguantar y hasta pensamos que no saldríamos con vida.
2Co 1:9 De hecho, esperábamos morir. Pero, como resultado, dejamos de confiar en nosotros mismos y aprendimos a confiar sólo en Dios, quien resucita a los muertos.
2Co 1:10 Y efectivamente él nos rescató del peligro mortal y volverá a hacerlo de nuevo. Hemos depositado nuestra confianza en Dios, y él seguirá rescatándonos.
2Co 1:11 Y ustedes nos están ayudando al orar por nosotros. Entonces mucha gente dará gracias porque Dios contestó bondadosamente tantas oraciones por nuestra seguridad.




SALMO 95

Sal 95:1 ¡Vengan, cantemos al SEÑOR! Aclamemos con alegría a la Roca de nuestra salvación.
Sal 95:2 Acerquémonos a él con acción de gracias. Cantémosle salmos de alabanza,
Sal 95:3 porque el SEÑOR es Dios grande, un gran Rey sobre todos los dioses.
Sal 95:4 En sus manos sostiene las profundidades de la tierra y las montañas más imponentes.
Sal 95:5 El mar le pertenece, pues él lo creó; sus manos también formaron la tierra firme.
Sal 95:6 Vengan, adoremos e inclinémonos. Arrodillémonos delante del SEÑOR, nuestro creador,
Sal 95:7 porque él es nuestro Dios. Somos el pueblo que él vigila, el rebaño a su cuidado. ¡Si tan sólo escucharan hoy su voz!
Sal 95:8 El SEÑOR dice: «No endurezcan el corazón como Israel en Meriba, como lo hizo el pueblo en el desierto de Masá.
Sal 95:9 Allí sus antepasados me tentaron y pusieron a prueba mi paciencia, a pesar de haber visto todo lo que hice.
Sal 95:10 Durante cuarenta años estuve enojado con ellos y dije: “Son un pueblo cuyo corazón se aleja de mí; rehúsan hacer lo que les digo”.
Sal 95:11 Así que en mi enojo juré: “Ellos nunca entrarán a mi lugar de descanso”».

LECTURA PARA LA NOCHE

1 SAMUEL    1-2

1Sa 1:1 Había un hombre llamado Elcana que vivía en Ramá, en la región de Zuf* ubicada en la zona montañosa de Efraín. Era hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, de la tribu de Efraín.
1Sa 1:2 Elcana tenía dos esposas: Ana y Penina. Penina tenía hijos, pero Ana no.
1Sa 1:3 Cada año Elcana viajaba a la ciudad de Silo para adorar al SEÑOR de los Ejércitos Celestiales y ofrecerle sacrificios en el tabernáculo. Los sacerdotes del SEÑOR en ese tiempo eran los dos hijos de Elí: Ofni y Finees.
1Sa 1:4 Cuando Elcana presentaba su sacrificio, les daba porciones de esa carne a Penina y a cada uno de sus hijos.
1Sa 1:5 Sin embargo, a Ana, aunque la amaba, sólo le daba una porción selecta* porque el SEÑOR no le había dado hijos.
1Sa 1:6 De manera que Penina se mofaba y se reía de Ana porque el SEÑOR no le había permitido tener hijos.
1Sa 1:7 Año tras año sucedía lo mismo, Penina se burlaba de Ana mientras iban al tabernáculo.* En cada ocasión, Ana terminaba llorando y ni siquiera quería comer.
1Sa 1:8 «¿Por qué lloras, Ana? —le preguntaba Elcana—. ¿Por qué no comes? ¿Por qué estás desanimada? ¿Sólo por no tener hijos? Me tienes a mí, ¿acaso no es mejor que tener diez hijos?».
1Sa 1:9 Una vez, después de comer lo que fue ofrecido como sacrificio en Silo, Ana se levantó y fue a orar. El sacerdote Elí estaba sentado en su lugar de costumbre junto a la entrada del tabernáculo.*
1Sa 1:10 Ana, con una profunda angustia, lloraba amargamente mientras oraba al SEÑOR
1Sa 1:11 e hizo el siguiente voto: «Oh SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, si miras mi dolor y contestas mi oración y me das un hijo, entonces te lo devolveré. Él será tuyo durante toda su vida, y como señal de que fue dedicado al SEÑOR, nunca se le cortará el cabello».*
1Sa 1:12 Mientras Ana oraba al SEÑOR, Elí la observaba
1Sa 1:13 y la veía mover los labios. Pero como no oía ningún sonido, pensó que estaba ebria.
1Sa 1:14 —¿Tienes que venir borracha? —le reclamó—. ¡Abandona el vino!
1Sa 1:15 —¡Oh no, Señor! —respondió ella—. No he bebido vino ni nada más fuerte. Pero como estoy muy desanimada, derramaba ante el SEÑOR lo que hay en mi corazón.
1Sa 1:16 ¡No piense que soy una mujer perversa! Pues he estado orando debido a mi gran angustia y a mi profundo dolor.
1Sa 1:17 —En ese caso —le dijo Elí—, ¡ve en paz! Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.
1Sa 1:18 —¡Oh, muchas gracias! —exclamó ella. Así que se fue, comenzó a comer de nuevo y ya no estuvo triste.
1Sa 1:19 Temprano a la mañana siguiente, la familia se levantó y una vez más fue a adorar al SEÑOR. Después regresaron a su casa en Ramá. Ahora bien, cuando Elcana se acostó con Ana, el SEÑOR se acordó de la súplica de ella,
1Sa 1:20 y a su debido tiempo dio a luz un hijo a quien le puso por nombre Samuel,* porque dijo: «Se lo pedí al SEÑOR».
1Sa 1:21 Al año siguiente, Elcana y su familia hicieron su viaje anual para ofrecer sacrificio al SEÑOR.
1Sa 1:22 Pero Ana no los acompañó y le dijo a su esposo: —Esperemos hasta que el niño sea destetado. Entonces lo llevaré al tabernáculo y lo dejaré allí con el SEÑOR para siempre.*
1Sa 1:23 —Haz lo que mejor te parezca —acordó Elcana—. Quédate aquí por ahora, y que el SEÑOR te ayude a cumplir tu promesa. Así que ella se quedó en casa y amamantó al niño hasta que lo destetó.
1Sa 1:24 Cuando el niño fue destetado, Ana lo llevó al tabernáculo en Silo. Ellos llevaron un toro de tres años* para el sacrificio, una canasta* de harina y un poco de vino.
1Sa 1:25 Después de sacrificar el toro, llevaron al niño a Elí.
1Sa 1:26 «Señor, ¿se acuerda de mí? —preguntó Ana—. Soy la mujer que estuvo aquí hace varios años orando al SEÑOR.
1Sa 1:27 Le pedí al SEÑOR que me diera este niño, y él concedió mi petición.
1Sa 1:28 Ahora se lo entrego al SEÑOR, y le pertenecerá a él toda su vida». Y allí ellos* adoraron al SEÑOR.
1Sa 2:1 Luego Ana oró: «¡Mi corazón se alegra en el SEÑOR! El SEÑOR me ha fortalecido.* Ahora tengo una respuesta para mis enemigos; me alegro porque tú me rescataste.
1Sa 2:2 ¡Nadie es santo como el SEÑOR! Aparte de ti, no hay nadie; no hay Roca como nuestro Dios.
1Sa 2:3 »¡Dejen de ser tan orgullosos y altaneros! ¡No hablen con tanta arrogancia! Pues el SEÑOR es un Dios que sabe lo que han hecho; él juzgará sus acciones.
1Sa 2:4 El arco de los poderosos está quebrado, y los que tropezaban ahora son fuertes.
1Sa 2:5 Los que estaban bien alimentados ahora tienen hambre, y los que se morían de hambre ahora están saciados. La mujer que no podía tener hijos ahora tiene siete, y la mujer con muchos hijos se consume.
1Sa 2:6 El SEÑOR da tanto la muerte como la vida; a unos baja a la tumba* y a otros levanta.
1Sa 2:7 El SEÑOR hace a algunos pobres y a otros ricos; a unos derriba y a otros levanta.
1Sa 2:8 Él levanta al pobre del polvo y al necesitado del basurero. Los pone entre los príncipes y los coloca en los asientos de honor. Pues toda la tierra pertenece al SEÑOR, y él puso en orden el mundo.
1Sa 2:9 »Él protegerá a sus fieles, pero los perversos desaparecerán en la oscuridad. Nadie tendrá éxito sólo por la fuerza.
1Sa 2:10 Los que pelean contra el SEÑOR, serán destrozados. Él retumba contra ellos desde el cielo; el SEÑOR juzga en toda la tierra. Él da poder a su rey; aumenta la fuerza* de su ungido».
1Sa 2:11 Después Elcana regresó a su casa en Ramá sin Samuel, y el niño servía al SEÑOR como ayudante del sacerdote Elí.
1Sa 2:12 Ahora bien, los hijos de Elí eran unos sinvergüenzas que no le tenían respeto al SEÑOR
1Sa 2:13 ni a sus obligaciones sacerdotales. Cada vez que alguien ofrecía un sacrificio, los hijos de Elí enviaban a un sirviente con un tenedor grande de tres dientes. Mientras la carne del animal sacrificado aún se cocía,
1Sa 2:14 el sirviente metía el tenedor en la olla y exigía que todo lo que sacara con el tenedor fuera entregado a los hijos de Elí. Así trataban a todos los israelitas que llegaban a Silo para adorar.
1Sa 2:15 Algunas veces el sirviente llegaba aun antes de que la grasa del animal fuera quemada sobre el altar. Exigía carne cruda antes de que hubiera sido cocida, para poder asarla.
1Sa 2:16 Si el hombre que ofrecía el sacrificio respondía: «Toma toda la que quieras, pero sólo después de quemarse la grasa», el sirviente insistía: «No, dámela ahora o la tomaré por la fuerza».
1Sa 2:17 Así que el pecado de estos jóvenes era muy serio ante los ojos del SEÑOR, porque trataban las ofrendas del SEÑOR con desprecio.
1Sa 2:18 Pero Samuel, aunque era sólo un niño, servía al SEÑOR; vestía una túnica de lino como la del sacerdote.*
1Sa 2:19 Cada año su madre le hacía un pequeño abrigo y se lo llevaba cuando iba con su esposo para el sacrificio.
1Sa 2:20 Antes de que ellos regresaran a su casa, Elí bendecía a Elcana y a su esposa diciendo: «Que el SEÑOR les dé otros hijos para que tomen el lugar de este que ella entregó al SEÑOR»* .
1Sa 2:21 Entonces el SEÑOR le dio a Ana tres hijos y dos hijas. Entre tanto, Samuel crecía en la presencia del SEÑOR.
1Sa 2:22 Ahora bien, Elí era muy viejo, pero estaba consciente de lo que sus hijos le hacían al pueblo de Israel. Por ejemplo, sabía que sus hijos seducían a las jóvenes que ayudaban a la entrada del tabernáculo.*
1Sa 2:23 Elí les dijo: «He oído lo que la gente dice acerca de las cosas perversas que ustedes hacen. ¿Por qué siguen pecando?
1Sa 2:24 ¡Basta, hijos míos! Los comentarios que escucho del pueblo del SEÑOR no son buenos.
1Sa 2:25 Si alguien peca contra otra persona, Dios puede* mediar por el culpable. Pero si alguien peca contra el SEÑOR, ¿quién podrá interceder?». Sin embargo, los hijos de Elí no hicieron caso a su padre, porque el SEÑOR ya había decidido quitarles la vida.
1Sa 2:26 Mientras tanto, el niño Samuel crecía en estatura física y en el favor del SEÑOR y en el de toda la gente.
1Sa 2:27 Cierto día un hombre de Dios vino a Elí y le dio el siguiente mensaje del SEÑOR: «Cuando el pueblo de Israel era esclavo en Egipto, yo me revelé* a tus antepasados.
1Sa 2:28 Elegí a tu antepasado* Aarón de entre todas las tribus de Israel para que fuera mi sacerdote, ofreciera sacrificios sobre mi altar, quemara incienso y vistiera el chaleco sacerdotal,* cuando me servía. Y les asigné las ofrendas de los sacrificios a ustedes, los sacerdotes.
1Sa 2:29 Entonces, ¿por qué menosprecian mis sacrificios y ofrendas? ¿Por qué les das más honor a tus hijos que a mí? ¡Pues tú y ellos han engordado con lo mejor de las ofrendas de mi pueblo Israel!
1Sa 2:30 »Por lo tanto, el SEÑOR, Dios de Israel, dice: prometí que los de tu rama de la tribu de Leví* me servirían siempre como sacerdotes. Sin embargo, honraré a los que me honran y despreciaré a los que me menosprecian.
1Sa 2:31 Llegará el tiempo cuando pondré fin a tu familia para que ya no me sirva como sacerdotes. Todos los miembros de tu familia morirán antes de tiempo; ninguno llegará a viejo.
1Sa 2:32 Con envidia mirarás cuando derrame prosperidad sobre el pueblo de Israel, pero ningún miembro de tu familia jamás cumplirá sus días.
1Sa 2:33 Los que sobrevivan llevarán una vida de tristeza y dolor, y sus hijos morirán de muerte violenta.*
1Sa 2:34 Y para comprobar que lo que dije se hará realidad, ¡haré que tus dos hijos, Ofni y Finees, mueran el mismo día!
1Sa 2:35 »Entonces levantaré a un sacerdote fiel, quien me servirá y hará lo que yo deseo. Estableceré para él una descendencia duradera, y ellos serán por siempre sacerdotes para mis reyes ungidos.
1Sa 2:36 Así pues, todos los que sobrevivan de tu familia se inclinarán ante él, mendigando dinero y comida. Dirán: “Le rogamos que nos dé trabajo entre los sacerdotes para que tengamos suficiente para comer”».

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