APOSENTO ALTO

viernes, 4 de mayo de 2018

LECTURA BÍBLICA 4 DE MAYO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    10:35-52

Mar 10:35 Entonces Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron y dijeron: —Maestro, queremos que nos hagas un favor.
Mar 10:36 —¿Cuál es la petición? —preguntó él.
Mar 10:37 Ellos contestaron: —Cuando te sientes en tu trono glorioso, nosotros queremos sentarnos en lugares de honor a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Mar 10:38 Pero Jesús les dijo: —¡No saben lo que piden! ¿Acaso pueden beber de la copa amarga de sufrimiento que yo estoy a punto de beber? ¿Acaso pueden ser bautizados con el bautismo de sufrimiento con el cual yo tengo que ser bautizado?
Mar 10:39 —Claro que sí —contestaron ellos—, ¡podemos! Entonces Jesús les dijo: —Es cierto, beberán de mi copa amarga y serán bautizados con mi bautismo de sufrimiento.
Mar 10:40 Pero no me corresponde a mí decir quién se sentará a mi derecha o a mi izquierda. Dios preparó esos lugares para quienes él ha escogido.
Mar 10:41 Cuando los otros diez discípulos oyeron lo que Santiago y Juan habían pedido, se indignaron.
Mar 10:42 Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos.
Mar 10:43 Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente,
Mar 10:44 y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá ser esclavo de los demás.
Mar 10:45 Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos».
Mar 10:46 Después llegaron a Jericó y mientras Jesús y sus discípulos salían de la ciudad, una gran multitud los siguió. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino.
Mar 10:47 Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba cerca, comenzó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!».
Mar 10:48 «¡Cállate!» —muchos le gritaban. Pero él gritó aún más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
Mar 10:49 Cuando Jesús lo oyó, se detuvo y dijo: «Díganle que se acerque». Así que llamaron al ciego. «Anímate —le dijeron —. ¡Vamos, él te llama!».
Mar 10:50 Bartimeo echó a un lado su abrigo, se levantó de un salto y se acercó a Jesús.
Mar 10:51 —¿Qué quieres que haga por ti? —preguntó Jesús. —Mi Rabí* —dijo el hombre ciego—, ¡quiero ver!
Mar 10:52 Y Jesús le dijo: —Puedes irte, pues tu fe te ha sanado. Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino.*


2 CORINTIOS 3

2Co 3:1 ¿Otra vez comenzamos a elogiarnos a nosotros mismos? ¿Acaso somos como otros, que necesitan llevarles cartas de recomendación o que les piden que se escriban tales cartas en nombre de ellos? ¡Por supuesto que no!
2Co 3:2 La única carta de recomendación que necesitamos son ustedes mismos. Sus vidas son una carta escrita en nuestro* corazón; todos pueden leerla y reconocer el buen trabajo que hicimos entre ustedes.
2Co 3:3 Es evidente que son una carta de Cristo que muestra el resultado de nuestro ministerio entre ustedes. Esta «carta» no está escrita con pluma y tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente. No está tallada en tablas de piedra, sino en corazones humanos.
2Co 3:4 Estamos seguros de todo esto debido a la gran confianza que tenemos en Dios por medio de Cristo.
2Co 3:5 No es que pensemos que estamos capacitados para hacer algo por nuestra propia cuenta. Nuestra aptitud proviene de Dios.
2Co 3:6 Él nos capacitó para que seamos ministros de su nuevo pacto. Éste no es un pacto de leyes escritas, sino del Espíritu. El antiguo pacto escrito termina en muerte; pero, de acuerdo con el nuevo pacto, el Espíritu da vida.
2Co 3:7 El camino* antiguo, con leyes grabadas en piedra, conducía a la muerte, aunque comenzó con tanta gloria que el pueblo de Israel no podía mirar la cara de Moisés. Pues su rostro brillaba con la gloria de Dios, aun cuando el brillo ya estaba desvaneciéndose.
2Co 3:8 ¿No deberíamos esperar mayor gloria dentro del nuevo camino, ahora que el Espíritu Santo da vida?
2Co 3:9 Si el antiguo camino, que trae condenación, era glorioso, ¡cuánto más glorioso es el nuevo camino, que nos hace justos ante Dios!
2Co 3:10 De hecho, aquella primera gloria no era para nada gloriosa comparada con la gloria sobreabundante del nuevo camino.
2Co 3:11 Así que, si el antiguo camino, que ha sido reemplazado, era glorioso, ¡cuánto más glorioso es el nuevo, que permanece para siempre!
2Co 3:12 Ya que este nuevo camino nos da tal confianza, podemos ser muy valientes.
2Co 3:13 No somos como Moisés, quien se cubría la cara con un velo para que el pueblo de Israel no pudiera ver la gloria, aun cuando esa gloria estaba destinada a desvanecerse.
2Co 3:14 Pero la mente de ellos se endureció y, hasta el día de hoy, cada vez que se lee el antiguo pacto, el mismo velo les cubre la mente para que no puedan entender la verdad. Y este velo puede quitarse solamente al creer en Cristo.
2Co 3:15 Efectivamente, incluso hoy en día, cuando leen los escritos de Moisés, tienen el corazón cubierto con ese velo y no comprenden.
2Co 3:16 Pero, cuando alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado.
2Co 3:17 Pues el Señor es el Espíritu y, donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
2Co 3:18 Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. Y el Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.


SALMO 98

Sal 98:1 Salmo.
Canten al SEÑOR una nueva canción, porque ha hecho obras maravillosas. Su mano derecha obtuvo una poderosa victoria; su santo brazo ha mostrado su poder salvador.
Sal 98:2 El SEÑOR anunció su victoria y reveló su justicia a toda nación.
Sal 98:3 Recordó su promesa de amar y de ser fiel a Israel. ¡Los extremos de la tierra han visto la victoria de nuestro Dios!
Sal 98:4 Aclamen al SEÑOR, habitantes de toda la tierra; ¡prorrumpan en alabanza y canten de alegría!
Sal 98:5 Canten alabanzas al SEÑOR con el arpa, con el arpa y dulces melodías,
Sal 98:6 con trompetas y el sonido del cuerno de carnero. ¡Toquen una alegre sinfonía delante del SEÑOR, el Rey!
Sal 98:7 ¡Que el mar y todo lo que contiene le exclamen alabanzas! ¡Que se le unan la tierra y todas sus criaturas vivientes!
Sal 98:8 ¡Que los ríos aplaudan con júbilo! ¡Que las colinas entonen sus cánticos de alegría
Sal 98:9 delante del SEÑOR! Pues el SEÑOR viene a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a las naciones con imparcialidad.

LECTURA PARA LA NOCHE

1 SAMUEL    9-10

1Sa 9:1 Había un hombre rico e influyente llamado Cis, de la tribu de Benjamín. Era hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, de la tribu de Benjamín.
1Sa 9:2 Su hijo Saúl era el hombre más apuesto en Israel; era tan alto que los demás apenas le llegaban a los hombros.
1Sa 9:3 Cierto día, los burros de Cis se extraviaron, y él le dijo a Saúl: «Lleva a un siervo contigo y ve a buscar los burros».
1Sa 9:4 Así que Saúl tomó a un siervo y anduvo por la zona montañosa de Efraín, por la tierra de Salisa, por el área de Saalim y por toda la tierra de Benjamín, pero no pudieron encontrar los burros por ninguna parte.
1Sa 9:5 Finalmente, entraron a la región de Zuf y Saúl le dijo a su siervo: —Volvamos a casa. ¡Es probable que ahora mi padre esté más preocupado por nosotros que por los burros!
1Sa 9:6 Pero el siervo dijo: —¡Se me ocurre algo! En esta ciudad vive un hombre de Dios. La gente lo tiene en gran estima porque todo lo que dice se cumple. Vayamos a buscarlo; tal vez pueda decirnos por dónde ir.
1Sa 9:7 —Pero no tenemos nada que ofrecerle —respondió Saúl—. Hasta nuestra comida se acabó y no tenemos nada para darle.
1Sa 9:8 —Bueno —dijo el siervo—, tengo una pequeña pieza de plata.* ¡Al menos, se la podemos ofrecer al hombre de Dios y ver qué pasa!
1Sa 9:9 (En esos días, si la gente quería recibir un mensaje de Dios, decía: «Vamos a preguntarle al vidente», porque los profetas solían ser llamados «videntes»).
1Sa 9:10 —Está bien —aceptó Saúl—, ¡hagamos el intento! Así que se encaminaron hacia la ciudad donde vivía el hombre de Dios.
1Sa 9:11 Al ir subiendo la colina hacia la ciudad, se encontraron con unas jóvenes que salían a sacar agua. Entonces Saúl y su siervo les preguntaron: —¿Se encuentra por aquí el vidente?
1Sa 9:12 —Sí —les contestaron—, sigan por este camino; él está junto a las puertas de la ciudad. Acaba de llegar para participar de un sacrificio público que se realizará arriba, en el lugar de adoración.
1Sa 9:13 Apúrense para que lo puedan encontrar antes de que suba a comer. Los invitados no comenzarán a comer hasta que él llegue para bendecir los alimentos.
1Sa 9:14 De modo que llegaron a la ciudad y, mientras entraban por las puertas, Samuel iba saliendo hacia ellos para subir al lugar de adoración.
1Sa 9:15 Ahora bien, el SEÑOR le había dicho a Samuel el día anterior:
1Sa 9:16 «Mañana a esta hora te enviaré a un hombre de la tierra de Benjamín. Úngelo para que sea el líder de mi pueblo, Israel. Él lo librará de los filisteos, porque desde lo alto he mirado a mi pueblo con misericordia y he oído su clamor».
1Sa 9:17 Cuando Samuel vio a Saúl, el SEÑOR le dijo: «¡Ese es el hombre del que te hablé! Él gobernará a mi pueblo».
1Sa 9:18 Justo en ese momento, Saúl se acercó a Samuel a las puertas de la ciudad y le preguntó: —¿Podría decirme, por favor, dónde está la casa del vidente?
1Sa 9:19 —¡Yo soy el vidente! —contestó Samuel—. Sube al lugar de adoración delante de mí. Allí comeremos juntos; en la mañana te diré lo que quieres saber y te enviaré de regreso.
1Sa 9:20 Y no te preocupes por esos burros que se perdieron hace tres días, porque ya los encontraron. Además, estoy aquí para decirte que tú y tu familia son el centro de todas las esperanzas de Israel.
1Sa 9:21 Saúl respondió: —¡Pero sólo soy de la tribu de Benjamín, la más pequeña de Israel, y mi familia es la menos importante de todas las familias de la tribu! ¿Por qué me habla usted de esa manera?
1Sa 9:22 Luego Samuel llevó a Saúl y a su siervo al comedor y los sentó en la cabecera de la mesa, y así los honró más que a los treinta invitados especiales.
1Sa 9:23 Después Samuel dio instrucciones al cocinero para que le sirviera a Saúl el mejor corte de carne, la porción que había sido reservada para el invitado de honor.
1Sa 9:24 El cocinero trajo la carne y la puso frente a Saúl. «Adelante, come —le dijo Samuel—, ¡lo había apartado para ti aun antes de que invitara a los demás!». Así que ese día Saúl comió con Samuel.
1Sa 9:25 Cuando bajaron del lugar de adoración y regresaron a la ciudad, Samuel llevó a Saúl a la azotea de la casa y allí le preparó una cama.*
1Sa 9:26 Al amanecer del día siguiente, Samuel llamó a Saúl: «¡Levántate! ¡Es hora de que sigas tu viaje!». Así que Saúl se preparó y salió de la casa junto a Samuel.
1Sa 9:27 Cuando llegaron a las afueras de la ciudad, Samuel le dijo a Saúl que mandara a su siervo que se adelantara. Después de que el siervo se fue, Samuel dijo: «Quédate aquí, porque he recibido un mensaje especial para ti de parte de Dios».
1Sa 10:1 Entonces Samuel tomó un frasco de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Besó a Saúl y dijo: «Hago esto porque el SEÑOR te ha designado para que gobiernes a Israel, su posesión más preciada.*
1Sa 10:2 Cuando me dejes hoy, verás a dos hombres junto a la tumba de Raquel en Selsa, en los límites del territorio de Benjamín. Ellos te dirán que los burros fueron encontrados y que tu padre dejó de preocuparse por ellos, pero que ahora está preocupado por ti. Está preguntando: “¿Han visto a mi hijo?”.
1Sa 10:3 »Cuando llegues al roble de Tabor, te encontrarás con tres hombres que van camino a Betel para adorar a Dios. Uno llevará tres cabritos, otro tendrá tres panes y el tercero un odre lleno de vino.
1Sa 10:4 Los tres hombres te saludarán y te ofrecerán dos panes, los cuales debes aceptar.
1Sa 10:5 »Cuando llegues a Guibeá de Dios,* donde está la guarnición de los filisteos, encontrarás a un grupo de profetas que desciende del lugar de adoración. Estarán tocando un arpa, una pandereta, una flauta y una lira, y estarán profetizando.
1Sa 10:6 En ese momento el Espíritu del SEÑOR vendrá poderosamente sobre ti y profetizarás con ellos. Serás transformado en una persona diferente.
1Sa 10:7 Después de que sucedan estas señales, haz lo que deba hacerse, porque Dios está contigo.
1Sa 10:8 Luego desciende a Gilgal delante de mí. Allí me encontraré contigo para sacrificar ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Deberás esperar siete días hasta que yo llegue y te dé más instrucciones».
1Sa 10:9 Mientras Saúl se daba vuelta para irse, Dios le dio un nuevo corazón, y todas las señales de Samuel se cumplieron en ese día.
1Sa 10:10 Cuando Saúl y su siervo llegaron a Guibeá, vieron a un grupo de profetas que se les acercaba. Entonces el Espíritu de Dios vino poderosamente sobre Saúl, y él también comenzó a profetizar.
1Sa 10:11 Cuando los que conocían a Saúl se enteraron de lo sucedido, exclamaron: «¿Qué? ¿Hasta Saúl es profeta? ¿Cómo se convirtió el hijo de Cis en profeta?».
1Sa 10:12 Además, uno de los que estaban allí dijo: «¿Cualquiera puede convertirse en profeta, sin importar quien sea su padre?»* . Este es el origen del dicho: «¿Hasta Saúl es profeta?».
1Sa 10:13 Cuando Saúl terminó de profetizar, subió al lugar de adoración.
1Sa 10:14 —¿Dónde han estado? —les preguntó el tío de Saúl a él y a su siervo. —Estábamos buscando a los burros —le respondió Saúl—, pero no pudimos encontrarlos. Así que acudimos a Samuel para preguntarle dónde estaban.
1Sa 10:15 —¡Ah! ¿Y qué dijo? —le preguntó su tío.
1Sa 10:16 —Nos dijo que ya habían encontrado los burros —contestó Saúl. Pero Saúl no le contó a su tío lo que Samuel había dicho acerca del reino.
1Sa 10:17 Después Samuel convocó a todo el pueblo de Israel para que se reuniera delante del SEÑOR en Mizpa,
1Sa 10:18 y dijo: «Esto es lo que el SEÑOR, Dios de Israel, ha declarado: “Los saqué de Egipto; los rescaté de los egipcios y de todas las naciones que los oprimían.
1Sa 10:19 Pero aunque los rescaté de su miseria y aflicción, hoy han rechazado a su Dios y han dicho: ‘¡No, en lugar de Dios queremos un rey!’. Por lo tanto, preséntense ahora delante del SEÑOR por tribus y clanes”».
1Sa 10:20 Entonces Samuel reunió a todas las tribus de Israel delante del SEÑOR, y por sorteo se eligió a la tribu de Benjamín.
1Sa 10:21 Después llevó a cada familia de la tribu de Benjamín delante del SEÑOR, y se eligió a la familia de los Matri. Finalmente de entre ellos fue escogido Saúl hijo de Cis. Pero cuando lo buscaron, ¡había desaparecido!
1Sa 10:22 Entonces le preguntaron al SEÑOR: —¿Dónde está? Y el SEÑOR contestó: —Está escondido entre el equipaje.
1Sa 10:23 Así que lo encontraron y lo sacaron. Era tan alto que los demás apenas le llegaban al hombro.
1Sa 10:24 Luego Samuel dijo a todo el pueblo: «Este es el hombre que el SEÑOR ha escogido como su rey. ¡No hay nadie como él en todo Israel!». Y todo el pueblo gritó: «¡Viva el rey!».
1Sa 10:25 Después, Samuel le explicó al pueblo cuales eran los derechos y las obligaciones de un rey. Los escribió en un rollo y lo puso delante del SEÑOR. Luego Samuel envió al pueblo a sus casas.
1Sa 10:26 Cuando Saúl regresó a su casa en Guibeá lo acompañó un grupo de hombres a quienes Dios les había tocado el corazón.
1Sa 10:27 Sin embargo, había unos sinvergüenzas que se quejaban: «¿Cómo puede este hombre salvarnos?». Y lo despreciaban y se negaban a llevarle regalos; pero Saúl no les hizo caso. [Nahas, rey de los amonitas, había estado oprimiendo gravemente a los habitantes de Gad y de Rubén que vivían al oriente del río Jordán. Les sacó el ojo derecho a todos los israelitas que vivían allí, y no permitía que nadie viniera a rescatarlos. De hecho, de todos los israelitas que vivían al oriente del río Jordán, no había uno solo a quien Nahas no le hubiera sacado el ojo derecho. Pero había siete mil hombres que habían escapado de los amonitas y se habían establecido en Jabes de Galaad]* .

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