APOSENTO ALTO

domingo, 6 de mayo de 2018

LECTURA BÍBLICA 6 DE MAYO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    11:12-26

Mar 11:12 A la mañana siguiente, cuando salían de Betania, Jesús tuvo hambre.
Mar 11:13 Vio que, a cierta distancia, había una higuera frondosa, así que se acercó para ver si encontraba higos. Pero sólo tenía hojas porque aún no había comenzado la temporada de los higos.
Mar 11:14 Entonces Jesús dijo al árbol: «¡Que nadie jamás vuelva a comer tu fruto!». Y los discípulos lo oyeron.
Mar 11:15 Cuando llegaron de nuevo a Jerusalén, Jesús entró en el templo y comenzó a echar a los que compraban y vendían animales para los sacrificios. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas,
Mar 11:16 y les prohibió a todos que usaran el templo como un mercado.*
Mar 11:17 Les dijo: «Las Escrituras declaran: “Mi templo será llamado casa de oración para todas las naciones”, pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones»*.
Mar 11:18 Cuando los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa oyeron lo que Jesús había hecho, comenzaron a planificar cómo matarlo. Pero tenían miedo de Jesús, porque la gente estaba asombrada de su enseñanza.
Mar 11:19 Esa tarde Jesús y los discípulos salieron* de la ciudad.
Mar 11:20 A la mañana siguiente, al pasar junto a la higuera que él había maldecido, los discípulos notaron que se había marchitado desde la raíz.
Mar 11:21 Pedro recordó lo que Jesús había dicho al árbol el día anterior y exclamó: —¡Mira, Rabí!* ¡La higuera que maldijiste se marchitó y murió!
Mar 11:22 Entonces Jesús dijo a los discípulos: —Tengan fe en Dios.
Mar 11:23 Les digo la verdad, ustedes pueden decir a esta montaña: “Levántate y échate al mar”, y sucederá. Pero deben creer de verdad que ocurrirá y no tener ninguna duda en el corazón.
Mar 11:24 Les digo, ustedes pueden orar por cualquier cosa y, si creen que lo han recibido, será suyo.
Mar 11:25 Pero, cuando estén orando, primero perdonen a todo aquel contra quien guarden rencor, para que su Padre que está en el cielo también les perdone a ustedes sus pecados.*




2 CORINTIOS 5

2Co 5:1 Pues sabemos que, cuando se desarme esta tienda de campaña terrenal en la cual vivimos (es decir, cuando muramos y dejemos este cuerpo terrenal), tendremos una casa en el cielo, un cuerpo eterno hecho para nosotros por Dios mismo y no por manos humanas.
2Co 5:2 Nos fatigamos en nuestro cuerpo actual y anhelamos ponernos nuestro cuerpo celestial como si fuera ropa nueva.
2Co 5:3 Pues nos vestiremos con un cuerpo celestial; no seremos espíritus sin cuerpo.*
2Co 5:4 Mientras vivimos en este cuerpo terrenal, gemimos y suspiramos, pero no es que queramos morir y deshacernos de este cuerpo que nos viste. Más bien, queremos ponernos nuestro cuerpo nuevo para que este cuerpo que muere sea consumido por la vida.
2Co 5:5 Dios mismo nos ha preparado para esto y, como garantía, nos ha dado su Espíritu Santo.
2Co 5:6 Así que siempre vivimos en plena confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo no estamos en el hogar celestial con el Señor.
2Co 5:7 Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos.
2Co 5:8 Sí, estamos plenamente confiados, y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor.
2Co 5:9 Así que, ya sea que estemos aquí en este cuerpo o ausentes de este cuerpo, nuestro objetivo es agradarlo a él.
2Co 5:10 Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo terrenal.
2Co 5:11 Dado que entendemos nuestra temible responsabilidad ante el Señor, trabajamos con esmero para persuadir a otros. Dios sabe que somos sinceros, y espero que ustedes también lo sepan.
2Co 5:12 ¿Estamos de nuevo recomendándonos a ustedes? No, estamos dándoles un motivo para que estén orgullosos de nosotros,* para que puedan responder a los que se jactan de tener ministerios espectaculares en vez de tener un corazón sincero.
2Co 5:13 Si parecemos estar locos es para darle gloria a Dios. Y, si estamos en nuestro sano juicio, es para beneficio de ustedes.
2Co 5:14 Sea de una forma u otra, el amor de Cristo nos controla.* Ya que creemos que Cristo murió por todos, también creemos que todos hemos muerto a nuestra vida antigua.*
2Co 5:15 Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para Cristo, quien murió y resucitó por ellos.
2Co 5:16 Así que hemos dejado de evaluar a otros desde el punto de vista humano. En un tiempo, pensábamos de Cristo sólo desde un punto de vista humano. ¡Qué tan diferente lo conocemos ahora!
2Co 5:17 Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado!
2Co 5:18 Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a él mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él.
2Co 5:19 Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación.
2Co 5:20 Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!».
2Co 5:21 Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado,* para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo.

SALMO 100

Sal 100:1 
Salmo de agradecimiento.
¡Aclamen con alegría al SEÑOR, habitantes de toda la tierra!
Sal 100:2 Adoren al SEÑOR con gozo. Vengan ante él cantando con alegría.
Sal 100:3 ¡Reconozcan que el SEÑOR es Dios! Él nos hizo, y le pertenecemos; somos su pueblo, ovejas de su prado.
Sal 100:4 Entren por sus puertas con acción de gracias; vayan a sus atrios con alabanza. Denle gracias y alaben su nombre.
Sal 100:5 Pues el SEÑOR es bueno. Su amor inagotable permanece para siempre, y su fidelidad continúa de generación en generación.



LECTURA PARA LA NOCHE

1 SAMUEL    14

1Sa 14:1 Cierto día, Jonatán le dijo a su escudero: «Ven, vamos a donde está la avanzada de los filisteos». Pero Jonatán no le dijo a su padre lo que pensaba hacer.
1Sa 14:2 Mientras tanto, Saúl y sus seiscientos hombres acamparon en las afueras de Guibeá alrededor del árbol de granadas* de Migrón.
1Sa 14:3 Entre los hombres de Saúl estaba Ahías, el sacerdote, que vestía el efod, el chaleco sacerdotal. Ahías era hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote del SEÑOR que había servido en Silo. Nadie se dio cuenta de que Jonatán había dejado el campamento israelita.
1Sa 14:4 Para llegar al puesto de avanzada de los filisteos, Jonatán tuvo que descender de entre dos peñascos llamados Boses y Sene.
1Sa 14:5 Un peñasco estaba al norte, frente a Micmas; el otro estaba al sur, delante de Geba.
1Sa 14:6 —Crucemos hasta la avanzada de esos paganos —le dijo Jonatán a su escudero—. Tal vez el SEÑOR nos ayude, porque nada puede detener al SEÑOR. ¡Él puede ganar la batalla ya sea que tenga muchos guerreros o sólo unos cuantos!
1Sa 14:7 —Haz lo que mejor te parezca —respondió el escudero—. Estoy contigo, decidas lo que decidas.
1Sa 14:8 —Muy bien —le dijo Jonatán—. Cruzaremos y dejaremos que nos vean.
1Sa 14:9 Si nos dicen: “Quédense donde están o los mataremos”, entonces nos detendremos y no subiremos hacia ellos.
1Sa 14:10 Pero si nos dicen: “Suban y peleen”, entonces subiremos. Esa será la señal del SEÑOR de que nos ayudará a derrotarlos.
1Sa 14:11 Cuando los filisteos vieron que se acercaban, gritaron: «¡Miren, los hebreos salen de sus escondites!».
1Sa 14:12 Entonces los hombres de la avanzada le gritaron a Jonatán: «¡Suban aquí y les daremos una lección!». «Vamos, sube detrás de mí —le dijo Jonatán a su escudero—, ¡porque el SEÑOR nos ayudará a derrotarlos!».
1Sa 14:13 Así que escalaron usando pies y manos.Entonces los filisteos caían ante Jonatán, y su escudero mataba a los que venían por detrás.
1Sa 14:14 Mataron a unos veinte hombres en total, y sus cuerpos quedaron dispersos en un espacio de media hectárea.*
1Sa 14:15 De repente, el ejército de los filisteos se llenó de pánico, tanto los que estaban en el campamento como los que estaban en el campo, hasta las avanzadas y los destacamentos de asalto. Y en ese preciso momento hubo un terremoto, y todos quedaron aterrorizados.
1Sa 14:16 Entonces los centinelas de Saúl en Guibeá de Benjamín vieron algo muy extraño: el inmenso ejército filisteo comenzó a dispersarse en todas direcciones.
1Sa 14:17 «Pasen lista y averigüen quién falta», ordenó Saúl. Y cuando hicieron el recuento, descubrieron que Jonatán y su escudero no estaban.
1Sa 14:18 Entonces Saúl le gritó a Ahías: «¡Trae el efod aquí!». Pues en ese tiempo Ahías llevaba puesto el efod delante de los israelitas.*
1Sa 14:19 Pero mientras Saúl hablaba con el sacerdote, la confusión en el campamento de los filisteos era cada vez más fuerte. Entonces Saúl le dijo al sacerdote: «No importa, ¡vamos ya!».*
1Sa 14:20 Enseguida Saúl y sus hombres corrieron a la batalla y encontraron que los filisteos estaban matándose unos a otros. Había una terrible confusión en todas partes.
1Sa 14:21 Aun los hebreos, que anteriormente se habían unido al ejército filisteo, se rebelaron y se unieron a Saúl, a Jonatán y al resto de los israelitas.
1Sa 14:22 De igual manera, los hombres de Israel que estaban escondidos en la zona montañosa de Efraín, cuando vieron que los filisteos huían, se unieron a la persecución.
1Sa 14:23 Así que en ese día el SEÑOR salvó a Israel, y la recia batalla se extendió aún más allá de Bet-avén.
1Sa 14:24 Ahora bien, ese día los hombres de Israel quedaron agotados porque Saúl los había puesto bajo juramento diciendo: «Que caiga una maldición sobre cualquiera que coma antes del anochecer, antes de que me vengue por completo de mis enemigos». De manera que nadie comió nada en todo el día,
1Sa 14:25 aun cuando en el suelo del bosque todos habían encontrado panales de miel.
1Sa 14:26 Así que no se atrevieron a tocar la miel por miedo al juramento que habían hecho.
1Sa 14:27 Pero Jonatán no había escuchado la orden de su padre, y metió la punta de su vara en un panal y comió la miel. Después de haberla comido, cobró nuevas fuerzas.*
1Sa 14:28 Pero uno de los hombres lo vio y le dijo: —Tu padre obligó al ejército que hiciera un juramento estricto que cualquiera que comiera algún alimento hoy sería maldito. Por eso todos están cansados y desfallecidos.
1Sa 14:29 —¡Mi padre nos ha creado dificultades a todos! —exclamó Jonatán—. Una orden como esa sólo puede causarnos daño. ¡Miren cómo he cobrado nuevas fuerzas después de haber comido un poco de miel!
1Sa 14:30 Si a los hombres se les hubiera permitido comer libremente del alimento que encontraran entre nuestros enemigos, ¡imagínese a cuántos filisteos más habríamos podido matar!
1Sa 14:31 Así que los israelitas persiguieron y mataron a los filisteos todo el día desde Micmas hasta Ajalón, pero los soldados iban debilitándose.
1Sa 14:32 Esa noche se apresuraron a echar mano del botín y mataron ovejas, cabras, ganado y becerros, pero los comieron sin escurrirles la sangre.
1Sa 14:33 Entonces alguien le informó a Saúl: —Mira, los hombres están pecando contra el SEÑOR al comer carne que todavía tiene sangre. —¡Eso está muy mal! —dijo Saúl—. Busquen una piedra grande y haganla rodar hasta aquí.
1Sa 14:34 Luego vayan entre las tropas y díganles: “Tráiganme el ganado, las ovejas y las cabras. Mátenlos aquí y escúrranles la sangre antes de comérselos. No pequen contra el SEÑOR al comer carne que aún tiene sangre”. Así que esa noche las tropas llevaron sus animales y los mataron allí.
1Sa 14:35 Luego Saúl construyó un altar al SEÑOR; fue el primer altar que él le construyó al SEÑOR.
1Sa 14:36 Después Saúl dijo: —Persigamos a los filisteos toda la noche y saqueemos sus bienes hasta el amanecer. Destruyamos hasta el último hombre. Sus hombres respondieron: —Haremos lo que mejor te parezca. Pero el sacerdote dijo: —Primero consultemos al SEÑOR.
1Sa 14:37 Entonces Saúl le preguntó a Dios: —¿Debemos perseguir a los filisteos? ¿Nos ayudarás a derrotarlos? Pero Dios no respondió ese día.
1Sa 14:38 Entonces Saúl les dijo a los líderes: —¡Algo anda mal! Que vengan aquí todos los comandantes de mi ejército. Debemos descubrir qué pecado se ha cometido hoy.
1Sa 14:39 Juro por el nombre del SEÑOR, quien rescató a Israel, que el pecador morirá, ¡aun si fuera mi propio hijo Jonatán! Pero nadie se atrevía a decirle cuál era el problema.
1Sa 14:40 Entonces Saúl dijo: —Jonatán y yo nos pondremos aquí, y todos ustedes se pondrán allá. Y el pueblo respondió a Saúl: —Lo que mejor te parezca.
1Sa 14:41 Entonces Saúl oró: —Oh, SEÑOR, Dios de Israel, por favor, muéstranos quién es culpable y quién es inocente.* Entonces hicieron un sorteo sagrado, y Jonatán y Saúl fueron señalados como los culpables, y los demás declarados inocentes.
1Sa 14:42 Después dijo Saúl: —Ahora hagan otro sorteo para señalar si es Jonatán o soy yo. Entonces, Jonatán fue indicado como el culpable.
1Sa 14:43 —Dime lo que has hecho —le preguntó Saúl a Jonatán. —Probé un poco de miel —admitió Jonatán—. Fue sólo un poco en la punta de mi vara. ¿Merece eso la muerte?
1Sa 14:44 —Sí, Jonatán —dijo Saúl—, ¡debes morir! Que Dios me castigue e incluso me mate si no mueres por esto.
1Sa 14:45 Pero la gente intervino y le dijo a Saúl: —Jonatán ganó esta gran victoria para Israel. ¿Debe morir? ¡De ningún modo! Tan cierto como que el SEÑOR vive, que ni un solo cabello de su cabeza será tocado, porque hoy Dios lo ayudó a hacer esta gran proeza. De modo que la gente salvó a Jonatán de la muerte.
1Sa 14:46 Entonces Saúl llamó a su ejército y no persiguieron más a los filisteos, y los filisteos volvieron a sus casas.
1Sa 14:47 Cuando Saúl aseguró su posición de rey sobre Israel, peleó contra sus enemigos en todas las direcciones: contra Moab, Amón, Edom, los reyes de Soba y los filisteos. Y dondequiera que iba, obtenía la victoria.*
1Sa 14:48 Realizó grandes proezas y conquistó a los amalecitas y así salvó a Israel de todos aquellos que lo habían saqueado.
1Sa 14:49 Los hijos de Saúl eran Jonatán, Isboset* y Malquisúa. También tuvo dos hijas, Merab, la mayor, y Mical.
1Sa 14:50 La esposa de Saúl era Ahinoam, la hija de Ahimaas. El comandante del ejército de Saúl era Abner, hijo de Ner, tío de Saúl.
1Sa 14:51 Cis, el padre de Saúl, y Ner, el padre de Abner, eran hijos de Abiel.
1Sa 14:52 Los israelitas pelearon constantemente con los filisteos durante toda la vida de Saúl. Así que cada vez que Saúl veía a un joven fuerte y valiente, lo reclutaba en su ejército.

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