APOSENTO ALTO

miércoles, 9 de mayo de 2018

LECTURA BÍBLICA 9 DE MAYO

LECTURA PARA LA MAÑANA

MARCOS    12:13-27

Mar 12:13 Después los ancianos enviaron a algunos fariseos y partidarios de Herodes para hacer que Jesús cayera en la trampa de decir algo por lo cual pudiera ser arrestado.
Mar 12:14 —Maestro —dijeron—, sabemos lo honesto que eres. Eres imparcial y no tienes favoritismos. Enseñas con verdad el camino de Dios. Ahora dinos, ¿es correcto que paguemos impuestos al César o no?
Mar 12:15 ¿Debemos o no pagarlos? Jesús se dio cuenta de su hipocresía y dijo: —¿Por qué intentan atraparme? Muéstrenme una moneda romana,* y les diré.
Mar 12:16 Cuando se la dieron, les preguntó: —¿A quién pertenecen la imagen y el título grabados en la moneda? —Al César —contestaron.
Mar 12:17 —Bien —dijo Jesús—, entonces den al César lo que pertenece al César y den a Dios lo que pertenece a Dios. Su respuesta los dejó totalmente asombrados.
Mar 12:18 Después se acercaron a Jesús algunos saduceos, líderes religiosos que dicen que no hay resurrección después de la muerte. Le plantearon la siguiente pregunta:
Mar 12:19 —Maestro, Moisés nos dio una ley que dice que, si un hombre muere y deja a una esposa sin hijos, su hermano debe casarse con la viuda y darle un hijo para que el nombre del hermano continúe.*
Mar 12:20 Ahora bien, supongamos que había siete hermanos. El mayor se casó y murió sin dejar hijos.
Mar 12:21 Entonces el segundo hermano se casó con la viuda, pero también murió sin dejar hijos. Luego el tercer hermano se casó con ella.
Mar 12:22 Lo mismo sucedió con los siete y aún no había hijos. Por último, la mujer también murió.
Mar 12:23 Entonces dinos, ¿de quién será esposa en la resurrección? Pues los siete estuvieron casados con ella.
Mar 12:24 Jesús contestó: —El error de ustedes es que no conocen las Escrituras y no conocen el poder de Dios.
Mar 12:25 Pues, cuando los muertos resuciten, no se casarán ni se entregarán en matrimonio. En este sentido, serán como los ángeles del cielo.
Mar 12:26 »Ahora bien, en cuanto a si los muertos resucitarán, ¿nunca han leído acerca de esto en los escritos de Moisés, en la historia de la zarza que ardía? Mucho después de que Abraham, Isaac y Jacob murieron, Dios le dijo a Moisés:* “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”*.
Mar 12:27 Por lo tanto, él es Dios de los que están vivos, no de los muertos. Ustedes han cometido un grave error.



2 CORINTIOS 8

2Co 8:1 Ahora quiero que sepan, amados hermanos, lo que Dios, en su bondad, ha hecho por medio de las iglesias de Macedonia.
2Co 8:2 Estas iglesias están siendo probadas con muchas aflicciones y además son muy pobres. Pero a la vez rebosan de abundante alegría, la cual se desbordó en gran generosidad.
2Co 8:3 Pues puedo dar fe de que dieron no sólo lo que podían, sino aún mucho más. Y lo hicieron por voluntad propia.
2Co 8:4 Nos suplicaron una y otra vez poder tener el privilegio de participar en la ofrenda para los creyentes de Jerusalén.*
2Co 8:5 Incluso hicieron más de lo que esperábamos, porque su primer paso fue entregarse ellos mismos al Señor y a nosotros, tal como Dios quería.
2Co 8:6 Así que le hemos pedido a Tito —quien los alentó a que comenzaran a dar —a que regrese a ustedes y los anime a completar este ministerio de ofrendar.
2Co 8:7 Dado que ustedes sobresalen en tantas maneras —en su fe, sus oradores talentosos, su conocimiento, su entusiasmo y el amor que reciben de nosotros* —quiero que también sobresalgan en este acto bondadoso de ofrendar.
2Co 8:8 No estoy ordenándoles que lo hagan, pero pongo a prueba qué tan genuino es su amor al compararlo con el anhelo de las otras iglesias.
2Co 8:9 Ustedes conocen la gracia generosa de nuestro Señor Jesucristo. Aunque era rico, por amor a ustedes se hizo pobre para que mediante su pobreza pudiera hacerlos ricos.
2Co 8:10 Éste es mi consejo: sería bueno que completaran lo que comenzaron hace un año. El año pasado, ustedes fueron los primeros en querer dar y fueron los primeros en comenzar a hacerlo.
2Co 8:11 Ahora deberían terminar lo que comenzaron. Que el anhelo que mostraron al principio corresponda ahora con lo que den. Den en proporción a lo que tienen.
2Co 8:12 Todo lo que den es bien recibido si lo dan con entusiasmo. Y den según lo que tienen, no según lo que no tienen.
2Co 8:13 Claro, con eso no quiero decir que lo que ustedes den deba hacerles fácil la vida a otros y difícil a ustedes. Sólo quiero decir que debería haber cierta igualdad.
2Co 8:14 Ahora mismo ustedes tienen en abundancia y pueden ayudar a los necesitados. Más adelante, ellos tendrán en abundancia y podrán compartir con ustedes cuando pasen necesidad. De esta manera, habrá igualdad.
2Co 8:15 Como dicen las Escrituras: «A los que recogieron mucho, nada les sobró, y, a los que recogieron sólo un poco, nada les faltó»*.
2Co 8:16 Pero, ¡gracias a Dios!, él le ha dado a Tito el mismo entusiasmo que yo tengo por ustedes.
2Co 8:17 Tito recibió con agrado nuestra petición de que él volviera a visitarlos. De hecho, él mismo estaba deseoso por ir a verlos.
2Co 8:18 También les enviamos junto con Tito a otro hermano, a quien todas las iglesias elogian como predicador de la Buena Noticia.
2Co 8:19 Las iglesias lo nombraron para que nos acompañara a llevar la ofrenda a Jerusalén,* un servicio que glorifica al Señor y que demuestra nuestro anhelo de ayudar.
2Co 8:20 Viajamos juntos para evitar cualquier crítica por la manera en que administramos esta generosa ofrenda.
2Co 8:21 Tenemos cuidado de ser honorables ante el Señor, pero también queremos que todos los demás vean que somos honorables.
2Co 8:22 También les enviamos junto con ellos a otro de nuestros hermanos, que muchas veces ha probado lo que es y en varias ocasiones ha manifestado su gran fervor. Ahora está aún más entusiasmado debido a la gran confianza que tiene en ustedes.
2Co 8:23 Si alguien pregunta por Tito, díganle que él es mi colaborador, quien trabaja conmigo para ayudarlos. Y los hermanos que lo acompañan fueron enviados por las iglesias,* y le dan honor a Cristo.
2Co 8:24 Así que demuéstrenles su amor y pruébenles a todas las iglesias que está justificada nuestra jactancia por ustedes.

SALMO 103

Sal 103:1
Salmo de David.
 Que todo lo que soy alabe al SEÑOR; con todo el corazón alabaré su santo nombre.
Sal 103:2 Que todo lo que soy alabe al SEÑOR; que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí.
Sal 103:3 Él perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades.
Sal 103:4 Me redime de la muerte y me corona de amor y tiernas misericordias.
Sal 103:5 Colma mi vida de cosas buenas; ¡mi juventud se renueva como la del águila!
Sal 103:6 El SEÑOR da rectitud y hace justicia a los que son tratados injustamente.
Sal 103:7 Dio a conocer su carácter a Moisés y sus obras al pueblo de Israel.
Sal 103:8 El SEÑOR es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y está lleno de amor inagotable.
Sal 103:9 No nos reprenderá todo el tiempo, ni seguirá enojado para siempre.
Sal 103:10 No nos castiga por todos nuestros pecados; no nos trata con la severidad que merecemos.
Sal 103:11 Pues su amor inagotable hacia los que le temen es tan inmenso como la altura de los cielos sobre la tierra.
Sal 103:12 Llevó nuestros pecados tan lejos de nosotros como está el Oriente del Occidente.
Sal 103:13 El SEÑOR es como un padre con sus hijos, tierno y compasivo con los que le temen.
Sal 103:14 Pues él sabe lo débiles que somos; se acuerda de que somos tan sólo polvo.
Sal 103:15 Nuestros días sobre la tierra son como la hierba; igual que las flores silvestres, florecemos y morimos.
Sal 103:16 El viento sopla, y desaparecemos como si nunca hubiéramos estado aquí.
Sal 103:17 Pero el amor del SEÑOR permanece para siempre con los que le temen. ¡Su salvación se extiende a los hijos de los hijos
Sal 103:18 de los que son fieles a su pacto, de los que obedecen sus mandamientos!
Sal 103:19 El SEÑOR ha hecho de los cielos su trono, desde allí gobierna todo.
Sal 103:20 Alaben al SEÑOR, ustedes los ángeles, ustedes los poderosos que llevan a cabo sus planes, que están atentos a cada uno de sus mandatos.
Sal 103:21 ¡Sí, alaben al SEÑOR, ejércitos de ángeles que le sirven y hacen su voluntad!
Sal 103:22 Alabe al SEÑOR todo lo que él ha creado, todo lo que hay en su reino. Que todo lo que soy, alabe al SEÑOR.



LECTURA PARA LA NOCHE

1 SAMUEL    19-20

1Sa 19:1 Saúl les dijo a sus siervos y a su hijo Jonatán que asesinaran a David; pero Jonatán, debido a su profundo cariño por David,
1Sa 19:2 le contó acerca de los planes de su padre. «Mañana por la mañana —lo previno—, deberás encontrar un lugar donde esconderte en el campo.
1Sa 19:3 Yo le pediré a mi padre que vaya allí conmigo y le hablaré de ti. Luego te informaré todo lo que pueda averiguar».
1Sa 19:4 A la mañana siguiente, Jonatán habló con su padre acerca de David, diciéndole muchas cosas buenas de él. —El rey no debe pecar contra su siervo David —le dijo Jonatán—. Él nunca ha hecho nada para dañarte. Siempre te ha ayudado en todo lo que ha podido.
1Sa 19:5 ¿Te has olvidado de aquella vez cuando arriesgó su vida para matar al gigante filisteo y de cómo el SEÑOR le dio, como resultado, una gran victoria a Israel? Ciertamente estabas muy contento en aquel entonces. ¿Por qué habrías de matar a un hombre inocente como David? ¡No hay ningún motivo en absoluto!
1Sa 19:6 Así que Saúl escuchó a Jonatán y juró: —Tan cierto como que el SEÑOR vive, David no será muerto.
1Sa 19:7 Después Jonatán llamó a David y le contó lo que había sucedido. Luego lo llevó ante Saúl, y David sirvió en la corte igual que antes.
1Sa 19:8 Entonces la guerra se desató nuevamente, y David dirigió a sus tropas contra los filisteos. Los atacó con tanta furia que todos huyeron.
1Sa 19:9 Pero cierto día, cuando Saúl estaba sentado en su casa con una lanza en la mano, de repente el espíritu atormentador* de parte del SEÑOR vino sobre él como antes. Mientras David tocaba el arpa,
1Sa 19:10 Saúl le arrojó su lanza, pero David la esquivó y, dejando la lanza clavada en la pared, huyó y escapó en medio de la noche.
1Sa 19:11 Entonces Saúl mandó tropas para que vigilaran la casa de David. Se les dio la orden de que mataran a David cuando saliera a la mañana siguiente, pero Mical, la esposa de David, le advirtió: «Si no te escapas esta noche, te matarán por la mañana».
1Sa 19:12 Así que ella lo ayudó a salir por una ventana, y él huyó y escapó.
1Sa 19:13 Luego ella tomó un ídolo* y lo puso en la cama de su esposo, lo cubrió con mantas y puso un cojín de pelo de cabra sobre la cabeza.
1Sa 19:14 Cuando las tropas llegaron para arrestar a David, ella les dijo que estaba enfermo y que no podía levantarse de la cama.
1Sa 19:15 Pero Saúl envió a las tropas de nuevo para prender a David y les ordenó: «¡Tráiganmelo con cama y todo para que lo mate!».
1Sa 19:16 Pero cuando llegaron para llevarse a David, descubrieron que lo que estaba en la cama era sólo un ídolo con un cojín de pelo de cabra en la cabeza.
1Sa 19:17 —¿Por qué me traicionaste así y dejaste escapar a mi enemigo? —le reprochó Saúl a Mical. —Tuve que hacerlo —contestó ella—. Me amenazó con matarme si no lo ayudaba.
1Sa 19:18 Así que David escapó y fue a Ramá para ver a Samuel, y le contó todo lo que Saúl le había hecho. Entonces Samuel llevó a David a vivir con él en Naiot.
1Sa 19:19 Cuando Saúl se enteró de que David estaba en Naiot de Ramá,
1Sa 19:20 envió tropas para capturarlo. Pero cuando llegaron y vieron que Samuel dirigía a un grupo de profetas que estaban profetizando, el Espíritu de Dios vino sobre los hombres de Saúl y ellos también comenzaron a profetizar.
1Sa 19:21 Cuando Saúl se enteró de lo que había pasado, envió a otras tropas, ¡pero ellos también profetizaron! Lo mismo sucedió por tercera vez.
1Sa 19:22 Finalmente, Saúl mismo fue a Ramá y llegó al gran pozo en Secú. —¿Dónde están Samuel y David? —preguntó. —Están en Naiot de Ramá —le informó alguien.
1Sa 19:23 Pero camino a Naiot de Ramá, el Espíritu de Dios vino incluso sobre Saúl, ¡y él también comenzó a profetizar por todo el camino hasta Naiot!
1Sa 19:24 Se quitó la ropa a tirones y quedó desnudo acostado sobre el suelo todo el día y toda la noche, profetizando en presencia de Samuel. La gente que lo vio exclamó: «¿Qué? ¿Hasta Saúl es profeta?».
1Sa 20:1 En ese momento David huyó de Naiot de Ramá y encontró a Jonatán. —¿Qué he hecho? —exclamó—. ¿Cuál es mi delito? ¿Cómo ofendí a tu padre para que esté tan decidido a matarme?
1Sa 20:2 —¡No es cierto! —contestó Jonatán—. No vas a morir. Mi padre siempre me cuenta todo lo que piensa hacer, aun las cosas más pequeñas. Sé que mi padre no me ocultaría algo como esto. ¡Sencillamente no es cierto!
1Sa 20:3 Entonces David hizo un juramento delante de Jonatán y le dijo: —Tu padre sabe perfectamente bien acerca de nuestra amistad, por lo tanto se dijo a sí mismo: “No le diré nada a Jonatán, ¿para qué lastimarlo?”. ¡Pero te juro que estoy a sólo un paso de la muerte! ¡Te lo juro por el SEÑOR y por tu propia alma!
1Sa 20:4 —Dime cómo puedo ayudarte —exclamó Jonatán.
1Sa 20:5 —Mañana celebraremos el festival de luna nueva —respondió David—. Siempre he comido con el rey en esa ocasión, pero mañana me esconderé en el campo y me quedaré allí hasta la tarde del tercer día.
1Sa 20:6 Si tu padre pregunta dónde estoy, dile que pedí permiso para ir a mi casa en Belén para un sacrificio anual que celebra mi familia.
1Sa 20:7 Si él dice: «¡Está bien!», sabrás que todo realmente está bien; pero si se enoja y pierde los estribos, sabrás que está decidido a matarme.
1Sa 20:8 Muéstrame la lealtad de quien juró ser mi amigo —porque hicimos un pacto solemne delante del SEÑOR— o mátame tú mismo si he pecado contra tu padre. ¡Pero te ruego que no me traiciones entregándome a él!
1Sa 20:9 —¡Jamás! —exclamó Jonatán—. Tú sabes que si tuviera la menor idea de que mi padre pensara matarte, te lo diría de inmediato.
1Sa 20:10 Entonces David le preguntó: —¿Cómo podré saber si tu padre está enojado o no?
1Sa 20:11 —Ven al campo conmigo —le respondió Jonatán. Entonces salieron juntos al campo
1Sa 20:12 y Jonatán le dijo a David: —Te prometo por el SEÑOR, Dios de Israel, que para mañana a esta hora, o a más tardar, pasado mañana, hablaré con mi padre e inmediatamente te haré saber qué piensa acerca de ti. Si él habla bien de ti, te lo haré saber.
1Sa 20:13 Pero si está enojado y quiere matarte, que el SEÑOR me castigue y aun me mate si no te advierto para que puedas escapar y vivir. Que el SEÑOR esté contigo como antes estaba con mi padre.
1Sa 20:14 Y que tú me trates con el fiel amor del SEÑOR mientras que yo viva. Pero si muero,
1Sa 20:15 trata a mi familia con este fiel amor, aun cuando el SEÑOR elimine a todos tus enemigos de la faz de la tierra.
1Sa 20:16 Entonces Jonatán hizo un pacto solemne con David* diciendo: —¡Que el SEÑOR destruya a todos tus enemigos!
1Sa 20:17 Y Jonatán hizo que David reafirmara su voto de amistad, porque amaba a David tanto como a sí mismo.
1Sa 20:18 Después Jonatán dijo: —Mañana celebramos el festival de luna nueva. Te extrañarán cuando vean que tu lugar a la mesa está desocupado.
1Sa 20:19 Pasado mañana, al atardecer, ve al lugar donde antes te escondiste y espera allí junto al montón de piedras.*
1Sa 20:20 Yo saldré y dispararé tres flechas hacia un lado del montón de piedras, como si estuviera disparándole a un blanco.
1Sa 20:21 Enseguida enviaré a un niño para que me traiga las flechas. Si oyes que le digo: “Están de este lado”, entonces sabrás, tan cierto como que el SEÑOR vive, que todo está bien y que no hay ningún problema.
1Sa 20:22 Pero si le digo: “Ve más lejos, las flechas están más adelante”, significará que tendrás que irte de inmediato, porque es el SEÑOR quien desea que te vayas.
1Sa 20:23 Y que el SEÑOR nos haga cumplir las promesas que nos hicimos el uno al otro, porque él fue testigo de ellas.
1Sa 20:24 Entonces David se escondió en el campo. Cuando comenzó el festival de luna nueva, el rey se sentó a comer
1Sa 20:25 en su lugar de siempre, contra la pared, con Jonatán sentado enfrente* y Abner a su lado. Pero el lugar de David estaba desocupado.
1Sa 20:26 Ese día Saúl no dijo nada acerca de ello, pero pensó: «Algo debe haber hecho que David quedara ceremonialmente impuro».
1Sa 20:27 Pero cuando el lugar de David siguió desocupado al día siguiente, Saúl le preguntó a Jonatán: —¿Por qué el hijo de Isaí no vino a comer ni ayer ni hoy?
1Sa 20:28 Jonatán le contestó: —David me rogó que lo dejara ir a Belén.
1Sa 20:29 Me dijo: “Por favor, déjame ir, porque mi familia celebrará un sacrificio. Mi hermano me exigió que estuviera presente. Así que te ruego que me dejes ir a ver a mis hermanos”. Por eso no está a la mesa del rey.
1Sa 20:30 Entonces Saúl se puso muy furioso con Jonatán. —¡Tú, estúpido hijo de prostituta!* —lo maldijo—. ¿Acaso piensas que no sé que tú quieres que él sea rey en lugar de ti, para vergüenza tuya y de tu madre?
1Sa 20:31 Mientras ese hijo de Isaí esté vivo, jamás serás rey. ¡Ahora ve y búscalo para que lo mate!
1Sa 20:32 —¿Pero por qué tiene que morir? —le preguntó Jonatán a su padre—. ¿Qué ha hecho?
1Sa 20:33 Entonces Saúl le arrojó su lanza a Jonatán con la intención de matarlo. Por fin Jonatán se dio cuenta de que su padre realmente había decidido matar a David.
1Sa 20:34 Así que Jonatán dejó la mesa enfurecido y se negó a comer durante ese segundo día del festival, porque estaba destrozado por la vergonzosa conducta de su padre hacia David.
1Sa 20:35 A la mañana siguiente, como habían acordado, Jonatán salió al campo acompañado por un muchachito para que le recogiera las flechas.
1Sa 20:36 «Comienza a correr —le dijo al niño— para que puedas encontrar las flechas mientras las voy disparando». Entonces el niño corrió y Jonatán disparó una flecha más allá de donde estaba el muchacho.
1Sa 20:37 Cuando el niño casi llegaba a donde estaba la flecha, Jonatán gritó: «La flecha está más adelante.
1Sa 20:38 Rápido, apresúrate, no te detengas». Así que con prisa el niño recogió las flechas y regresó corriendo a su amo.
1Sa 20:39 El muchacho, por supuesto, no sospechaba nada; sólo Jonatán y David entendieron la señal.
1Sa 20:40 Después Jonatán le dio su arco y sus flechas al niño y le dijo que los regresara a la ciudad.
1Sa 20:41 En cuanto se fue el niño, David salió de su escondite cerca del montón de piedras* y se inclinó ante Jonatán tres veces, rostro en tierra. Mientras se abrazaban y se despedían, los dos lloraban, especialmente David.
1Sa 20:42 Finalmente, Jonatán le dijo a David: «Ve en paz, porque nos hemos jurado lealtad el uno al otro en el nombre del SEÑOR. Él es testigo del vínculo que hay entre nosotros y nuestros hijos para siempre». Después David se fue, y Jonatán regresó a la ciudad.*

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