1Co 1:17 Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
1Co 1:18 Porque la
palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan,
esto es, a nosotros, es poder de Dios.
1Co 1:19 Pues está
escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de
los entendidos.
1Co 1:20 ¿Dónde
está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo?
¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?
1Co 1:21 Pues ya
que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría,
agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
1Co 1:22 Porque
los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;
1Co 1:23 pero
nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente
tropezadero, y para los gentiles locura;
1Co 1:24 más para
los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de
Dios.
1Co 1:25 Porque lo
insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más
fuerte que los hombres.
1Co 1:26 Pues
mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni
muchos poderosos, ni muchos nobles;
1Co 1:27 sino que lo necio
del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo
escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
1Co 1:28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió
Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,
1Co 1:29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
1Co 1:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el
cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y
redención;
1Co 1:31 para que, como está escrito: El que se gloría,
gloríese en el Señor.
Los corintios
habían puesto su mirada en Pablo, en Apolos y Cefas, pero Pablo les aclara, que
no les habló con razonamientos humanos para convertirlos al cristianismo, es
decir, no trató de convencerlos con sabiduría humana y así impresionarlos, sino
que predicó la muerte de Cristo en la cruz y su resurrección. Si él hubiese ido
con filosofía de hombres, entonces los corintios tendrían razón en poner su
mirada en Pablo y no en Cristo, esto sería hacer vana la cruz.
Por ello les
aclara que la enseñanza de la muerte de Cristo en la cruz, para los que se
salvan, es una palabra poderosa, pues transforma sus vidas. Para las personas
que se pierden, la enseñanza de salvación por medio de Cristo crucificado, no
les representa nada más que locura, pues no se puede comprender con sabiduría
humana.
En el versículo 19
cita a Isaías 29:14 “… porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y
se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos”, para que la salvación no fuera mediante
convencimiento, sino por la fe.
Así que a los
judíos en lugar de convencerlos mediante una señal; Mateo 12:39; y a los
griegos mediante conocimiento, se les habló de la salvación por medio de Cristo
crucificado. Para los judíos que no creyeron fue tropiezo puesto que ellos
esperaban (en su sabiduría humana) un Cristo que restableciera el reino de
Israel liberándolos de Roma, y para los griegos que tampoco creyeron, oír de la
resurrección de Cristo (según su sabiduría), les parecía una locura; Hechos
17:32, pero para los creyentes, Cristo es poder y sabiduría de Dios.
Así que Pablo
les hace ver a los de Corinto que ellos mismos no eran reconocidos como
intelectuales o sabios, sino que eran considerados ignorantes, pero así los
quiso llamar Dios para añadirlos a la iglesia y para que continuaran predicando
la cruz de Cristo.
Es por todo esto
que no debían presumir o alardear por creer que pertenecían al mejor grupo, ya
fuera de Pablo, Apolos o Cefas, porque Dios los había unido a Cristo por quien
habían alcanzado sabiduría, justificación santificación y redención.
Así que la razón
por lo que debían estar orgullosos es la de haber creído en Cristo y no por ser
admirador de algún apóstol o predicador.
Podemos concluir
que la locura de la predicación
1.
Es la manera que escogió Dios para salvar a los
creyentes
2.
Es la entrada a la salvación (La cual solo da
Dios)
3.
Nos debe unir, ya que nos lleva a Cristo, por
tanto, las divisiones en y entre las iglesias locales son productos de
razonamientos humanos y no de Dios.
4.
Nos lleva a estar orgullosos por haber creído en
Cristo y estar unidos a Él y no por pertenecer a una denominación específica.
5.
Nos enseña que todas las iglesias locales
(aunque diferentes por denominación) son hermanas y están unidas a Cristo
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