1Co 7:1 En cuanto a las cosas de que me
escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer;
1Co 7:2 pero a causa de las fornicaciones, cada uno
tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.
1Co 7:3 El marido cumpla con la mujer el deber
conyugal, y asimismo la mujer con el marido.
1Co 7:4 La mujer no tiene potestad sobre su propio
cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio
cuerpo, sino la mujer.
1Co 7:5 No os neguéis el uno al otro, a no ser por
algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la
oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de
vuestra incontinencia.
1Co 7:6 Mas esto digo por vía de concesión, no por
mandamiento.
1Co 7:7 Quisiera más bien que todos los hombres
fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de
un modo, y otro de otro.
1Co 7:8 Digo, pues, a los solteros y a las viudas,
que bueno les fuera quedarse como yo;
1Co 7:9 pero si no tienen don de continencia,
cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
Al parecer los corintios ya habían hecho preguntas a Pablo
en alguna carta anterior, no tenemos más detalles, pero Pablo recomienda, que,
ante la fornicación, la abstinencia no es la mejor manera de enfrentarla sino
el matrimonio.
El sexo ha sido y sigue siendo tabú en muchísimas iglesias,
a tal grado que se habla muy poco de ello y cuando se trata este tema, casi
siempre se busca enseñar “cómo tener relaciones sexuales santas” a tal grado
que dicha enseñanza se transforme en una lista de lo que no se puede hacer
sexualmente en el matrimonio “para no ofender a Dios”. Con todo esto, lo que se
ha logrado es crear una imagen impura, pecaminosa de la sexualidad, pero muy
alejada a lo que dice la biblia.
Pablo les dice, que tanto el hombre como la mujer tienen
una responsabilidad sexual con su esposa/o. Esa responsabilidad es la de la
satisfacción sexual plena de su cónyuge. Una vida sexual plena disminuye la
probabilidad de caer en relaciones sexuales fuera del matrimonio. De ahí que
Pablo exhorta tanto a hombres y mujeres a juntarse en uno inmediatamente después
de separarse voluntariamente para dedicarse a la oración.
Cumplir el deber conyugal no es la satisfacción propia,
sino procurar la satisfacción de su pareja, para lograr esto, no debe verse el
sexo (en el matrimonio) como algo prohibido o peor aun pecaminoso, ya que esto
es lo que traerá falta de comunicación tanto del hombre hacia la mujer como de
la mujer hacia el hombre.
Por esto en el versículo siete, Pablo aclara que la
autoridad sobre el cuerpo del hombre lo tiene su esposa, y sobre el cuerpo de
la mujer lo tiene su esposo, les da la libertad para lograr la satisfacción
mutua.
Las prohibiciones que se han impuesto o autoimpuesto los
matrimonios debido a malas enseñanzas que vienen desde el catolicismo romano y
filtrado en el cristianismo han entorpecido en muchas ocasiones que la
sexualidad se disfrute a plenitud.
También podemos decir que las relaciones sexuales traen
unidad, de tal manera que en la escritura es tratada como análoga de la
relación íntima entre Dios y su pueblo.
La soltería, se deja bien claro, es para personas que
tengan el dominio propio y puedan estar solas sin necesidad de tener relaciones
sexuales, esto incluye por supuesto la autosatisfacción. Por esto, nadie está
obligado u obligada a la soltería. “mejor es casarse que estarse quemando”
Podemos afirmar que las relaciones sexuales dentro del
matrimonio son una bendición
- Porque fue creación de Dios y no del hombre
- Porque traen mutua satisfacción a la pareja
- Porque Traen unidad
- . Porque son un blindaje contra la fornicación
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