1Co 6:12 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna.
1Co 6:13 Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras
destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y
el Señor para el cuerpo.
1Co 6:14 Y Dios,
que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.
1Co 6:15 ¿No
sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los
miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.
1Co 6:16 ¿O no
sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice:
Los dos serán una sola carne.
1Co 6:17 Pero el
que se une al Señor, un espíritu es con él.
1Co 6:18 Huid de
la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del
cuerpo; más el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
1Co 6:19 ¿O
ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
1Co 6:20 Porque
habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
La fornicación, al igual que las divisiones podían destruir
la iglesia, por ello Pablo les advierte que huyan de este pecado, no debían
siquiera enfrentarlo sino huir de él.
El lema “todas las cosas me son permitidas” y “Las viandas
para el vientre, y el vientre para las viandas”; era como decir, el cuerpo para
el sexo y el sexo para el cuerpo. Estos dichos daban a entender que para los de
Corinto era natural ver o practicar las relaciones sexuales con prostitutas. A
esto, la respuesta de Pablo es, que el cuerpo es para el Señor y no para la
fornicación. Nuestro cuerpo está unido a Cristo. La iglesia es el cuerpo de
Cristo y Él es la cabeza.
El cuerpo es la semilla del cuerpo glorificado, “Se siembra
en deshonra, resucitará en Gloria” 1 corintios 15:43; por eso les recuerda que “Dios los levantaría con
poder” 1 corintios 6:14. Así que, no podían tratar a sus cuerpos como
algo sin valor al practicar relaciones sexuales con prostitutas.
Aparte corrían el riesgo de caer en la esclavitud de la
inmoralidad sexual. Por lo mismo manda a los corintios a huir de la
fornicación, puesto que este pecado tiende a esclavizar a la persona porque la
relación sexual es unidad, por eso les dice “yo no me dejaré dominar por
ninguna” puesto que Cristo nos dio libertad del poder del pecado; Romanos
6:17-18
Aquí podríamos decir que hay varios puntos de vista con
respecto a la prostitución que se practicaba en Corinto:
·
Que se trataba de prostitución sagrada, es
decir, jóvenes entregadas al templo de afrodita para ofrecer sus servicios y
recibían un pago que se consideraba sagrado.
·
Que se trataba de prostitución que no tenía nada
que ver con la religión
·
Que se trataba de prostitución en eventos de
culto, es decir, “la presencia de prostitutas en fiestas religiosas o banquetes
sacrificiales está bien atestiguada en el Antiguo testamento y también en las
fuentes grecorromanas. Así, la crítica de Pablo se referiría a que algunos
cristianos corintios participaban en fiestas en los templos y hacían uso de las
prostitutas que ofrecían sus servicios en tales ocasiones festivas”. [1]
Por el contexto idolátrico y el de la carta, parece ser que
Pablo hacía referencia a la prostitución mencionada en el punto 3.
Los templos de las ciudades griegas, y por ende el de
Corinto, eran santuarios a sus dioses. En contraste, el cuerpo de los creyentes
es el templo del Espíritu Santo. Unir el cuerpo del creyente con el cuerpo de
una prostituta que probablemente era parte del cultos sagrado, era unir, el
templo del Espíritu con el templo pagano.
Debemos recordar también que a menudo se ha utilizado en la
escritura, la prostitución como figura de la idolatría; Ezequiel 16:15. Así
que los de la iglesia de Corinto debían entender que habían sido comprados
mediante el sacrificio de Cristo, y por tanto pertenecían a Dios, no solo su
espíritu sino también sus cuerpos.
Podemos decir que el cuerpo del creyente
I.
No se
hizo para la inmoralidad sexual
II.
Es para glorificar al Señor
III.
Le pertenece a Cristo
IV.
Será la semilla del cuerpo resucitado
V.
No debe ser expuesto a la fornicación
VI.
Es miembro de la iglesia
VII.
Es templo del Espíritu Santo
[1] Montiel,
J. F. M. (2002). Sexo y ritual: la prostitución sagrada en la antigua
Grecia. Mito y ritual en el antiguo Occidente mediterráneo, 7-38.
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