APOSENTO ALTO

miércoles, 12 de abril de 2023

LOS SERVIDORES DE CRISTO EN LA IGLESIA

 

1Co 4:1 Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.

1Co 4:2 Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

1Co 4:3 Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.

1Co 4:4 Porque, aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.

1Co 4:5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.

1Co 4:6 Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que, por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.

 

En 1 corintios 4:3 Debido a las divisiones existentes en la iglesia de Corinto, Pablo pasa a decirles que a los predicadores del evangelio se les considere como siervos sometidos a Cristo, y también como administradores de los misterios de Dios, es decir, los encargados de enseñar el evangelio del Señor y esto, con suma responsabilidad y fidelidad a la palabra de Él.

Los corintios estaban juzgando a Pablo y a Apolos con juicio según el razonamiento humano, según algunos, era Pablo quien mejor enseñaba. Para otros era Apolos quien tenía mejor elocuencia, es por esto que pasa a decirles, “Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo” 1 corintios 4:3. Pablo no se consideraba perfecto, pero esperaba el juicio del señor y no el humano. Algunos miembros de esta iglesia se sentían orgullosos por seguir a Pablo y menospreciaban a Apolos, y otros se sentían orgullosos de seguir a Apolos y menospreciaban a Pablo, menospreciándose así, un grupo al otro.

Es el propio Señor quien evaluaría el trabajo de Pablo y el de Apolos, por esto no debían juzgar qué predicador era mejor o peor, ya que eso era trabajo de Dios.

Pablo les explica en los primeros cuatro capítulos quién es él y quién es Apolos:

En 1 corintios 1:1 Apóstol, ἀπόστολος, comisionado o enviado

En 1 corintios 3:5 Diácono, διάκονος, servidor, ministro

En 1 corintios 3:9 sunergós συνεργός, colaborador en la obra de Dios

En 1 corintios 4:1 juperétes, ὑπηρέτης, Que está al servicio de alguien superior

El apóstol es un enviado, no hay nada de misterioso en la palabra, todos hemos sido enviados a predicar el evangelio, por ende, somos apóstoles, no para ostentar un título, sino que debemos entender que debemos cumplir la encomienda. La diferencia con Pablo es que él fue comisionado directamente por Cristo y nosotros por medio del evangelio. Nadie puede decir hoy que fue enviado directamente por Cristo a predicar el evangelio.

El diácono es alguien que desempeña un servicio, predicando, limpiando etc. todos los que prestamos un servicio en la iglesia de cualquier tipo (incluye los predicadores) están desempeñándose como diáconos. Esto tampoco se trata de nombrar personas con el título de “diácono”

El sunergós es alguien que colabora con otros. Todos los que colaboran en la iglesia para lograr un objetivo son sunergós

El juperétes es un servidor subordinado a otro. Todos debemos servir en subordinación a Dios.

Entonces, Pablo dice sí mismo, en los primeros cuatro capítulos, soy comisionado por Cristo para desempeñarme como diácono predicando las buenas nuevas, colaborando con Apolos en la obra de Dios, sirviendo en subordinación al Señor

Podemos afirmar que los servidores en la iglesia

  • 1.       Son quienes sirven enseñando las buenas nuevas del evangelio
  • 2.       Son responsables de llevar la palabra fiel a la iglesia
  • 3.       Serán juzgados por Dios para darles su recompensa de acuerdo a su labor
  • 4.       No debían ser admirados a tal grado de menospreciar a los demás
  • 5.       No deben ser menospreciados sino respetados como trabajadores de Dios

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