1Co 3:16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
1Co 3:17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le
destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
1Co 3:18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre
vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser
sabio.
1Co 3:19 Porque la sabiduría de este mundo es insensatez
para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de
ellos.
1Co 3:20 Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de
los sabios, que son vanos.
1Co 3:21 Así que, ninguno se gloríe en los hombres;
porque todo es vuestro:
1Co 3:22 sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo,
sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro,
1Co 3:23 y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
La palabra templo se emplea para denotar un lugar de culto.
En el tabernáculo, así como después, en el templo de Salomón se manifestaba la presencia de Dios de
una manera especial a Israel, debido a que el Señor siempre quiso habitar en
medio de su pueblo. El templo era el lugar para llevar las ofrendas y ofrecer
sacrificios por medio de un sacerdote. Solo los sacerdotes podían entrar al
interior para rociar la sangre, encender el candelabro, cambiar los panes de la
proposición. Por ende, no era un lugar en donde entraran las personas para
escuchar un sermón o realizar cantos. Las enseñanzas y demás actividades se
hacían en las afueras del templo, no adentro.
En 1 corintios 3:16 La iglesia es descrita como el templo
de Dios, porque el Espíritu santo se manifiesta en la iglesia. Ya no hay
templos en el sentido de construcciones en dónde se manifieste la presencia de
Dios de una manera especial, puesto que Él lo hace en dónde se reúna la iglesia
y mientras que está en reunión.
Por todo esto, cuando la iglesia está reunida, no hay
lugares o espacios más sagrados que otros. El lugar en donde el predicador da
su sermón no es más santo que el lugar en donde las personas están sentadas, ni
es un altar. Tampoco se le puede llamar a ninguna construcción como casa de
Dios, puesto que la casa de Dios es la iglesia.
Pablo les advierte a los corintios que las divisiones
atentan contra la casa de Dios, por tanto, quienes las causen serán destruidos
por el Señor.
Las divisiones eran causadas por dejarse llevar por el
razonamiento humano. El mundo es una competencia de quien sobresale más, de
quien es el mejor, quién pertenece al mejor grupo etc. Pero en la sabiduría de
Dios, todos somos iguales delante de Él y pertenecemos al mismo grupo, no a
varios grupos. Para poder entender esto, se les dice a los corintios que se
hagan ignorantes para que puedan aprender esta sabiduría divina.
Pablo les enseña que no se deben sentir orgullosos por creer
que siguen al mejor predicador, porque los predicadores estaban para servirles
a ellos, en la enseñanza.
Así que tenían que entender que todas las bendiciones de
Dios eran para ellos y ellos pertenecían a Cristo y Cristo a Dios
Afirmamos que la iglesia como templo de Dios
- . Es la casa del Señor
- . Es en donde se manifiesta el Espíritu Santo
- . Es protegida por Dios de tal manera que destruirá a quienes causen divisiones
- . Es pertenencia de Cristo
- . Es el lugar en donde los predicadores sirven a las personas en la enseñanza
Gracias al don que Pablo había recibido, predicó en Corinto
y el fundamento de esa enseñanza había sido Cristo. Apolos llegó después y
también enseñó en esta iglesia acerca de Jesús, en otras palabras, Apolos
edificó sobre el fundamento que Pablo había enseñado, así que ni Pablo, ni
Apolos buscaron su propia gloria y causar divisiones en la iglesia, sino que
fueron los corintios quienes no habían entendido, que tanto Pablo, Cefas y
Apolos tenían el mismo objetivo de enseñar acerca del plan de salvación, la
iglesia y toda bendición celestial y con ello fueran siendo cada vez más como el Señor Jesús.
Así que la iglesia de Corinto estaba fundada sobre la
enseñanza de la persona y obra de Cristo. Una iglesia que no esté fundada en
esta enseñanza, no es una iglesia de Dios.
Los corintios al ser carnales y no espirituales se dejaban
guiar por sus propios razonamientos admirando a los predicadores y así causando
división en la iglesia, en otras palabras, sobreedificaban con hojarascas. Al contrario,
debían ver a la iglesia como una unidad y contribuir a que se mantuviera unida,
admirando y siguiendo a Cristo, esto es, sobreedificar con oro, plata y piedras
preciosas.
La salvación de los corintios no estaba en juego porque les
dice que si la obra de alguno se quemara sufriría pérdida, es decir, perdería
su recompensa, pero no la salvación, puesto que les dice que serán salvos como
escapando del fuego, y en 1 corintios 1:8 les dice “el cual también os confirmará hasta el fin, para que
seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo”.
En contraste los que
la obra que hicieron fuere aprobada, recibirían recompensa.
Podemos entender que la iglesia es como un edificio
1.
Que está siendo edificado
2.
Que tiene un solo fundamento que es Jesús el Cristo
3.
Sobre el que se está construyendo con las obras
de los creyentes
4.
En el que, si se construye procurando la unidad
en Cristo se recibirá recompensa
5.
En el que,
si se construye con divisiones y orgullo se recibirá pérdida
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