APOSENTO ALTO

domingo, 27 de diciembre de 2015

DEBEMOS GRATITUD A DIOS



Luc 17:11 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.
Luc 17:12 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos
Luc 17:13 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!
Luc 17:14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.
Luc 17:15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,
Luc 17:16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
Luc 17:17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?
Luc 17:18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?
Luc 17:19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.


La gratitud es algo que se ha ido perdiendo poco a poco, lo vemos día a día, personas a las que le hacemos un favor y pareciera que era una obligación de parte nuestra, a la vista de ellos por supuesto. Aun la actitud que tomamos para con Dios es tal que pareciera que Dios estaba obligado a salvarnos porque “lo merecíamos” como si fuera un derecho o tal vez como el pago de algo que nosotros hubiésemos hecho.
La falta de gratitud refleja un carácter orgulloso y ególatra, al creer que nos merecemos todo, tal fue la actitud de los nueve leprosos. “Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados?” esta pregunta la hizo porque solo un leproso regresó a darle las gracias. “Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz”  
La actitud de este leproso fue una actitud humilde, pues reconoció que sin Jesús nunca hubiera sanado, glorificó a Dios porque sabía que solo por el poder de Él pudo ocurrir semejante milagro, él no adjudicó el milagro a la coincidencia o alguna otra cosa sino a Jesús.
Este hombre no solo glorificó a Dios en la intimidad sino que lo publicó, fue y le contó a todos los que veía y les dijo algo como esto “gracias al poder de Dios que es infinito he sido limpiado, bendito sea el Dios que sustenta todo”
Cuando nos enfermamos y acudimos al médico y sanamos, debemos hacer lo que hizo el leproso, darle gracias a Dios porque Él actúa a través de los médicos, no solo debemos agradecer a la ciencia, pues la ciencia existe porque Dios existe.
De igual manera cada vez que salimos de una prueba debemos agradecer a Dios, pues ya sea de forma milagrosa o a través de las personas o recursos económicos es Él quien está guiándonos hacia la solución del problema.
Pero él hace algo más, vuelve hasta donde está Jesús y se postra ante Él, y en señal de eterna gratitud reconoció que por medio de Jesús obró el poder de Dios “y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias” ¿es esta nuestra actitud cuando salimos de un problema o una enfermedad o es nuestra actitud como la de los otros nueve leprosos que no regresaron para agradecer?
Dice la Escritura “y éste era samaritano” la importancia de estas palabras reside en que los samaritanos no eran judíos, no eran el pueblo escogido de Dios, al contrario había una enemistad muy fuerte entre judíos y samaritanos desde épocas del antiguo testamento.
Sin embargo los otros leprosos al parecer si eran judíos hermanos de Jesús según la misma raza judía. Como judíos se supone que eran adoradores de Dios, se supone que lo alababan, pero vemos por este relato que no era así, eran orgullosos, tal vez al ser descendientes de Abraham sentían que todo lo merecían. Esta actitud no es muy distinta de la actitud de muchos cristianos que se creen merecedores de todo y que dicen “somos hijos del rey” o “somos hijos del dueño del oro y la plata” o “debemos arrebatar las promesas de Dios” etc. Es  triste semejante actitud, pues debemos entender que Dios es soberano y actúa como Él decide hacerlo y que si nos libra de circunstancias adversas es porque quiere hacerlo, no porque nos deba algo.
En cambio, el samaritano quien se supone debía ser el malagradecido, es el único que regresa para agradecer al Señor Jesús. “Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?”  Dios demanda de nosotros el agradecimiento, el mismo Jesús pregunta “¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?”  Es como si hubiese dicho, “¿cómo es posible que los otros nueve leprosos no le den gloria a Dios por lo que acaban de recibir? Debieron regresar y dar gloria a Dios”.

Es necesario que en esta celebración de año nuevo, seamos agradecidos con nuestro Dios, pues hay muchas cosas que agradecer. No solo se reúna para para compartir con sus familiares o amigos y pasarla agradable, reúnase para agradecerle al Señor que nos ha concedido vida para ver un año más.
Los que estamos casados, nos ha concedido tener hijos, tal vez cinco o cuatro o tal vez uno, pero nos lo ha concedido, nos ha concedido verlos crecer.
Nos ha concedido tener el alimento diario, y un trabajo por el cual obtenemos dicho alimento, porque todo proviene de Él.
Nos ha concedido una casa, tal vez grande o pequeña pero casa al fin donde podemos vivir y resguardarnos.
Nos ha concedido la salvación al haber enviado a su Hijo a morir por nosotros aun siendo pecadores y sin ser merecedores de nada.
Nos ha concedido tener nuestros padres, una esposa o esposo, hermanos, nos ha concedido tener una familia.
Nos ha concedido conocer a nuestros amigos, con los cuales poder compartir momentos agradables y también momentos difíciles.
Nos ha concedido tener una familia espiritual que es la iglesia.


Hay tantas cosas por las que, darle las gracias a Dios, que no debemos desaprovechar la oportunidad de agradecerle en esta víspera de año nuevo. Tome la palabra y diga delante de todos los que estén presentes por cuantas cosas está agradecido  y dele gracias al Señor. Seamos como el leproso samaritano que regresó para dar gracias y no seamos como los nueve leprosos orgullosos que no sentían gratitud alguna. 

domingo, 20 de diciembre de 2015

EL CENTRO DE LA NAVIDAD



En estas fechas se celebra, un acontecimiento que ha trascendido a lo largo de  la historia. Un acontecimiento que cambió el rumbo de la humanidad pecadora, el nacimiento de Cristo.

En la Escritura se encuentra como un gran suceso:

Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.
Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.
Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.
Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.
Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían:
¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado.
Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño.
Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.
Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. (Lucas 2:8-20)

Vemos aquí a los pastores de noche, cuidando sus rebaños de ovejas, cuando de pronto un ángel aparece y ellos se espantan sobremanera. El nacimiento de Jesús no fue algo secreto o algo sin importancia, nos damos cuenta porque fue anunciado por un ángel. ¿Por qué tomarse la molestia de que un ángel anunciara el nacimiento si no era un acontecimiento de gran importancia? Además, las palabras que dijo no fueron poca cosa sino palabras de gran importancia:   “he aquí os doy nuevas de gran gozoel ángel les dijo “¡no!, esperen, no vengo a hacerles daño, no traigo malas noticias, al contrario, traigo excelentes noticias que les deben causar gran gozo, así que alégrense, pues ha nacido el Cristo el Hijo de Dios”

Estas buenas noticias no solo eran para ellos sino para toda la humanidad  como dice la Escrituraporque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el puebloEl nacimiento de Cristo son nuevas de gran gozo, para nosotros, nuestros familiares, amigos, vecinos, para todo el mundo. El motivo de dicho gozo  lo dice la Escritura “que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señorel centro de la navidad es que ha nacido un salvador que es Cristo el Señor.

Hoy lamentablemente, lo que se celebra en la navidad es la navidad por sí misma, la humanidad le rinde culto a un día no al acontecimiento. Por ejemplo, el 24 de diciembre (nochebuena) es un día que se espera, como el día que se hace una cena, como el día en que se reúne la familia o tal vez los amigos, es un día para discutir en donde celebrar esa cena, con los padres o con los suegros. Es un día en que las amas de casa tienen un conflicto porque es difícil decidir cuál será la cena, tal vez pavo o tal vez pierna y si no alcanza pues gallina, el caso es tener algo para cenar.
Se nos ha olvidado que el centro de la navidad es que ha nacido un salvador, no es la reunión, o la cena, o donde pasar la nochebuena.

También la humanidad  espera la navidad porque es un día en el que se intercambian regalos, adornar con muchas luces nuestras casas y el tradicional árbol de navidad.
Se nos ha olvidado que el centro de la navidad es que ha nacido un salvador, no es intercambiar regalos, o adornar con luces, o el árbol.

Hoy se celebra la navidad, “practicando el amor y el perdón”, dice la publicidad de las televisoras, las radios hasta cantantes y actores, aunque el resto del año practiquen el odio y rencor.
Se nos ha olvidado que el centro de la navidad es que ha nacido un salvador, no es tratando de practicar el amor y el perdón solo en esta época sino siempre, pues es la voluntad del Padre.

Lamentablemente se ha hecho centro de la navidad en Estados Unidos el culto al santa Claus y nosotros, los mexicanos lo hemos ido adoptando, cayendo en idolatría y peor aún, inculcando esa creencia en nuestros hijos.
Se nos ha olvidado que el centro de la navidad es que ha nacido un salvador. No es el santa Claus. Y no debe inculcarles esa creencia a sus hijos.

La navidad la debemos tener siempre presente y siempre gozarnos por ello, como les dijo el ángel a aquellos pastores, pues había nacido un salvador, y esta es el centro, que Cristo nació para salvarnos del infierno, no nació para que nos preocupemos por el qué cenar, o como adornar, o qué regalar, o el tamaño del pino de navidad o si debe ser natural o sintético. Nada de eso. La esencia es como dice la Escritura “1Co 15:21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos” la humanidad estaba muerta, separada de Dios, condenada por toda la eternidad. Cuando el ángel les da las buenas nuevas a los pastores es como si les hubiera hablado a unos muertos “he gócense, pues ustedes aunque estén muertos, tendrán vida, porque ha nacido el salvador de este mundo y Él les resucitará y dará vida en abundancia, no tienen por qué estar tristes” 

La navidad tampoco gira en torno a los padres terrenales de Jesucristo, María o José, sino en torno al nacimiento de Cristo. Toda la alegría, gozo que anuncia el ángel gira en torno al nacimiento de Cristo y el gozo es tan grande que hasta las huestes celestiales se regocijan. Dice la Escritura “Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
Si usted quiere celebrar la navidad, esta es la forma correcta, glorificar a Dios sobre todas las cosas, nuestra actitud debe ser de gratitud, de gozo porque como dice la Escritura “Efe 2:4-5 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,  aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” Si Cristo no hubiera nacido, tampoco tendríamos salvación y estaríamos eternamente condenados al infierno, apartados de Dios para siempre.

Los pastores fueron apresuradamente a mirar este gran acontecimiento y contaron a José y María lo que el ángel les había dicho. Así dice la Palabra de Dios  “Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado.
Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño

No hubo una cena, no hubo adornos navideños, ropa nueva, baile, pino de navidad, ni intercambio de regalos, solo contemplaron al salvador del mundo que había nacido, ahí residía su gozo. Si usted quiere hacer una cena y adornar su casa, está bien, siempre y cuando eso no sea la fuente su gozo ni se vuelva el centro de la navidad. Pero si usted no hace cena o no adorna su casa, no se aflija, pues usted debe celebrar que Cristo nació para que fuésemos libres de la esclavitud del pecado y diéramos toda la honra y gloria a nuestro Dios.

Es nuestra responsabilidad como padres enseñar esta gran verdad a nuestros hijos. No inculque a sus hijos que lo importante es adornar su casa, es de suma importancia que les enseñemos que Cristo nació para que fuésemos salvos de la ira de Dios.


Sigue diciendo la Escritura  “Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían   Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.
Fue un motivo de gran asombro y gran gozo para los ángeles, los pastores y los padres de Jesús, pues este acontecimiento ya había sido profetizado por el profeta Isaías “Isa 7:14  Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel

Emanuel significa Dios con nosotrosMat 1:23  He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotrosJesucristo dejó su posición de Dios para encarnarse y habitar con nosotros. Flp 2:6-7  el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; La encarnación fue una humillación para Cristo, pero, a pesar de eso lo hizo voluntariamente y por amor a nosotros, no fue cualquier cosa lo Él hizo por nosotros, si no nacía no podía morir, y era absolutamente necesario que Él muriera para poder salvarnos. “Heb 9:22  Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” no había otra opción. Un espíritu no puede morir, por tanto debía encarnarse para poder morir.


Si usted se reúne esta navidad, recuerde hacer una reflexión sobre la importancia del nacimiento de Cristo y así hará usted de Cristo el centro de la navidad y de testimonio a quienes no han creído todavía en Él.